viernes, 6 de noviembre de 2009

SER PERSONA

Leo Buscaglia
Plaza y Janés, España, 1996.


PRESENTACION
Hola amig@s,

Uno de mis compromisos con la divinidad es enseñar y compartir todo lo que he aprendido. No es una locura que mis libros los resuma para mí y para ustedes y los presente como un aporte de Soluna-E. Mi anhelo es que todo lo que me ha servido le sirviera a los demás pero he comprendido que de las principales características de la creación de Dios es la diversidad así que ya no espero que a todos le surta lo que a mi.

“Ser persona” de Leo Buscaglia nos recuerda que la vida es finita y que es un don, que la muerte nos recuerda que todo es inestable pero que hay maneras de pasarla y una de ellas es ser persona dándonos la plena realización de cada una de las etapas y las vías que existen para que se pueda esto dar.

Leemos en uno de los párrafos: “Cada uno de nosotros es un ser único, una sutil combinación de factores irrepetibles. Somos singulares e incomparables. Lo que somos y quiénes somos ha sido determinado por la herencia, la sociedad, la educación, la familia y los amigos. Tenemos cuanto necesitamos para llegar a ser lo que somos, una imagen perfecta de nuestra personalidad. Para lograrlo, todo cuanto debemos hacer es reconocerlo, desarrollarla y vivirla en acción. Para todos los actos humanos existen alternativas. Cuanto mayor sea el número de alternativas imaginativas y creativas que poseamos, más significativa será la elección y más autodeterminada la acción.”.

Bástenos la anterior cita para motivar a l@s destinatari@s para seguir leyendo el resumen y disfrutarlo porque imagino que desean ser felices y tener la oportunidad de “Ser Persona”.

Y como siempre: Espero comentarios.

Atentamente,


Periodista, Escritor y Creador de Teatro César Chupina
Embajador Cultural de la Paz

Prólogo:
Cada vez más, da la impresión de que estamos perdiendo la alegría de la espontaneidad y la admiración hacia la espiritualidad. Parece habernos alineado el hecho de que todos formamos parte de todo y de todos, y nos hemos retirado hacia el egocentrismo y el aislamiento. Como resultado, nosotros, y el mundo en que vivimos seguimos teniendo un potencial no desarrollado. Somos mucho menos de lo que podríamos ser.

Estoy convencido de que en el continuo esfuerzo para la actualización de cada ser viviente, reside nuestra única esperanza. En esto consiste el desafío de Ser persona y su solo propósito.


Introducción:
Mahatma Gandhi, nos previno en su Autobiografía: “Estoy familiarizado con la superstición de que la autorrealización sólo es posible en el cuarto estadio de la vida, es decir, de sannaya (renunciación). Pero es algo de común conocimiento que aquellos que difieren la preparación para su inestimable experiencia hasta el último estadio de la vida, no alcanzan la autorealización, sino sólo la ancianidad, que llega, en una segunda y penosa infancia, viviendo como una carga sobre esta tierra.”


El principio
Al nacer, recibimos nuestro mayor don -la vida- y, como regalo de nuestro primer cumpleaños, nos vemos obsequiados con un mundo fantástico en el que vivir.

Esos dones, aunque muy a menudo los despreciamos y abusamos de ellos siempre serán nuestras posesiones más reales y valiosas.

La mayoría de la gente no es feliz y no espera serlo es esta vida. Cincuenta mil hombres y mujeres se suicidan cada año en Estados Unidos. Por cada caso consumado hay entre ocho y diez intentos. Los índices de divorcio han alcanzado tal nivel, que el matrimonio moderno no es nada más que un fenómeno social de tanteo, sin significado para muchas parejas. Los malos tratos a los niños se han convertido en una epidemia, y constituyen la causa principal de las hospitalizaciones en la infancia.

No puedo comprender por qué, ante una elección entre la dicha y la desesperación, la gente sigue eligiendo tan a menudo desesperarse. Les han enseñado muy poco acerca del cambio, de la dicha y del desarrollo.

El humanista Bukminster Fuller nos dice que a su modo de ver, la vida no es un cuerpo físico (puesto que podemos perder treinta y cinco kilos de nuestro cuerpo y seguir siendo nosotros mismos). Cree que la vida es una consciencia. La consciencia de la que habla implica, como es natural, mucho más que la simple comprensión.

Lo que nos singulariza entre todas las especies es nuestro cerebro, que no es igual al de ningún otro ser viviente. Las principales funciones de este cerebro consisten en interpretar, diferenciar y almacenar información del medio ambiente. Los resultados de esta actividad determinarán aquello a lo que referimos como nuestra mente. La mente se desarrolla a través de la experiencia percibida por los sentidos, y a partir de esas experiencias, se crean nuestros mundos personales. Mientras continuemos del todo conscientes, mantendremos el proceso de asimilar lo que nos rodea y darnos una interpretación del mundo.

A partir de esta deprimente perspectiva histórica de los seres humanos y de las instituciones que han creado, no resulta sorprendente que debamos buscar agentes fuera de nosotros mismos para hallar alguna esperanza en el futuro.

Ahora poseemos suficiente conocimiento del potencial de lo que es el ser humano como para superar el odio, el miedo, el dolor, el hambre, la guerra y la desesperación.

La idea de que la vida se construye a partir de nosotros mismos no es nueva, aunque nos resistamos a aceptarla, pues si lo hiciéramos nos veríamos forzados a cambiar. Debemos enfrentarnos con el dolor y con el vacío que produce la falta de realización personal; asumir la pavorosa, incierta y exigente búsqueda de esa realización; dejar de culpar a los demás y asumir la plena responsabilidad de crear nuestras propias vidas.

La manifestación de cada persona y el mundo en que vivimos es el requisito mínimo de nuestra experiencia, su propósito principal y su única esperanza.

Este es nuestro desafío: hacer todo lo posible para que la ilusión se convierta en una realidad. A fin de cuentas, nuestra presente realidad no es más que lo que un tiempo fueron nuestras ilusiones.

¿Por dónde debemos empezar? Empecemos en este mismo momento; abandonemos el pasado y aceptemos el ahora; comencemos con las más valiosas posesiones, la única que puede conducirnos a la realización de nuestra personalidad; y hagamos caso del prudente consejo del rabino de Wiesel: ¡Empecemos por nosotros mismos!


ESTADIOS QUE ATRAVIESA EL DESARROLLO PARA CONSEGUIR LA PLENA CUALIDAD DE SERES HUMANOS
En este capítulo trataremos de las etapas que se refieren al crecimiento y potencialidad dirigidos al logro de una plena cualidad humana. Dicho desarrollo comprende cinco etapas muy características y bien definidas. Esas etapas son jerárquicas, cada una de ellas sigue a la otra, desarrollándose en una consecuencia definida. Sin embargo, cada etapa puede ser considerada autónoma, completa, distintiva e independiente de la etapa precedente.

Aparentemente, la vida es un continuo y natural proceso desde el nacimiento a la muerte, pero si reflexionamos nos damos cuenta que la inercia de dicho proceso no es ni suave ni continua sino más bien traumática y quebrada por períodos distintos y en ocasiones violentos.

Estas son, pues, las etapas principales del crecimiento hacia una plena humanidad: infancia, niñez, adolescencia, madurez, intimidad y ancianidad.

En un sentido muy real, cada etapa hacia la madurez se completa en sí misma y puede actualizarse con independencia de cualquier otro estadio, pero, ya que estamos programados hacia nuestra plena cualidad de personas, la vida es siempre, a un mismo tiempo, un estado activo del ser y un cambiante estado del llegar a ser.

“La maduración puede caracterizarse como una secuencia de estados”.

Mediante la teoría de estadios de desarrollo, el psicólogo Eric Erickson ha trazado los conflictos más importantes y las resoluciones en el desarrollo de la personalidad humana, desde la infancia a la ancianidad. Ha formulado una teoría epigenética acerca del desarrollo de la personalidad. El mismo autor ha declarado que existe un plan general básico para el desarrollo de la personalidad y que, emanando del mismo, surgen las partes, “cada una de ellas teniendo su época de especial ascendencia, hasta que todas las partes surgen para formar un todo en funcionamiento”.

Vivir plenamente cada estadio de la vida constituye un auténtico desafío. Debemos tener la posibilidad de vivir nuestras vidas y actualizarnos a cada momento. El mundo tiene una apariencia diferente y, por ende, un significado y propósito distintos en cada instante de la vida.

Cada etapa lleva consigo sus propias y únicas implicaciones, requerimientos y potencialidades. Sólo pondrán ser actualizados si cada etapa se vive y se logra de forma completa.


ETAPA I. LA PLENA REALIZACIÓN DEL NIÑO
El ser humano, tras su nacimiento, es el ser que permanece durante más tiempo indefenso y dependiente. Por lo tanto, lo que será básico para la actualización de ese niño lo constituye aquello que David Norton denomina “autoridad responsable”.

El primer requisito para la realización de los niños se halla fuera de su control y en manos de una autoridad responsable. Esto requiere que la autoridad reconozca y satisfaga las necesidades básicas del niño de tipo físico, psicológico y de enseñanza.

Para organizar su mundo e interactuar en el mismo, los y las niñas requieren un sistema de símbolos – lenguaje, signos comunes-, que les ayudarán a dar estructura a su caótico entorno. Debe tenerse en cuenta que cada símbolo que los niños reciben no es suyo propio, sino que ha sido interpretado, identificado y, seguramente, ligado al mundo tal y como es percibido por otros seres humanos. Esas figuras autoritarias escribirán un diccionario para sus hijos y definirán los términos, tanto de una forma cognoscitiva como afectiva.

Todo el material que es tan esencial para que los niños realicen sus aprendizajes en la vida, como seres únicos e individuales que son, se encuentra ya presente en ellos. Pero en la niñez no existe aún la cualidad de persona. Los niños son en esencia un cúmulo de potencialidad. Aunque dominen la expresión básica los niños continúan siendo una copia de los otros.

Contribuir al desarrollo intelectual y emotivo de los niños puede considerarse una de las funciones principales de la autoridades responsables. Esos individuos deben comprender las necesidades del niño, respetar la valía de éste y reconocer su propio, vital y delicado papel al verificar la eventual personalidad emergente del niño. Deben permitir la actividad espontánea, la conciencia, la evaluación y el continuado proceso de aprendizaje si el niño ha de conseguir un auténtico control sobre lo que le rodea. La Conducta más perjudicial es intentar mantener a los niños apartados de la experiencia o protegerlos del dolor, porque es en este tiempo cuando los niños aprenden que la vida es una cosa mágica, aunque “no un jardín de rosas”.


ETAPA II. EL ADOLESCENTE EN PLENA REALIZACIÓN
De todas las etapas de la vida, tal vez la que más recordemos sea la de la adolescencia, puesto que no parece existir otro estadio más completo de congoja, conflicto e incomprensión.

Dado que como niños, no tenemos una identidad real, llegamos a la adolescencia tanto sin un yo al que recurrir, como sin unas elecciones inherentes a ese yo. Entramos en la etapa de la adolescencia contemplando la vida como sobrecarga de posibilidades, pero sólo para descubrir que dichas posibilidades están en realidad muy limitadas en su acceso y que a menudo resultan frustrantes.

Al igual que en casi todas las experiencias por tanteo, debemos asumir una actitud más defensiva, una forma de vida que ha de ser más auto-afirmativa.

No de extrañar que la adolescencia sea considerada como uno de los penosos “trabajos de hércules” del desarrollo. Lo lamentable de este asunto es que las características más vitales de la adolescencia, tan necesarias para la realización de la personalidad, sean las más aborrecidas por los adultos y la sociedad, y por lo tanto, se vean fustradas con frecuencia.

La adolescencia es un tiempo para la introspección, para tantear, para desarrollar una autonomía suficiente que permita llegar a esos juicios que determinarán el primer concepto de la personalidad.


ETAPA III. PERSONA MADURA EN PLENA REALIZACIÓN
El adulto con capacidad para desarrollar la auténtica madurez es alguien que se ha desarrollado desde la niñez sin haber perdido los mejores rasgos de ésta. Ha conservado las fuerzas básicas emocionales de la infancia, la porfiada autonomía de los años de comenzar a andar, la capacidad para el asombro y el placer y el gusto por los juegos de los primeros años, la capacidad para la asociación y la curiosidad intelectual de los años escolares, el idealismo y la pasión de la adolescencia. Ha incorporado todo ello en una nueva pauta de desarrollo dominada por la estabilidad del adulto, la prudencia, el conocimiento, la sensibilidad hacia otras personas, la responsabilidad, la fuerza y la decisión.

Joseph Stone Y Joseph Church
Childhood and Adolescence


La madurez es a un tiempo un concepto estático y dinámico; estático en el sentido de constituir una etapa en sí misma, que emerge de las complejidades, búsquedas y revelaciones de la niñez y de la adolescencia. A diferencia de las etapas previas que hemos abandonado, nuestra madurez se desarrollará por siempre y sólo puede definirse por el grado y calidad de su presencia en el futuro.

Ocurre algo parecido con los conceptos del amor o del conocimiento: la adquisición de uno y otro nunca tiene fin sino que sólo existe un intenso deseo de experimentar más a fondos ambos. Con la madurez al fin hemos adquirido un yo, una personalidad, un centro que, aunque no se halle del todo realizado, podremos aceptar como punto de partida.

Existen muchas teorías sobre qué es lo que constituye el hecho de ser persona humana madura. Esas teorías tienen sólo significado si se analizan en un contexto que incluye unas consideraciones de tipo cultural, ético, conductual e histórico. Excepto en el modelo de estabilidad, todas las teorías de la madurez ofrecen sugerencias respecto a las actitudes características y acciones de la persona madura. Aunque existen algunos conflictos entre los teóricos acerca de lo que en realidad constituye la plena madurez, hay algunos puntos comunes esenciales.

La madurez no es un objetivo, sino un proceso.

Por lo general, se coincide en que las personas maduras poseen un sentido de la identidad del ego, del yo, tal y como se ha mencionado antes, un sentido de lo que son, con una vida diferenciada y aparte de las de los demás. Pero esas personas separadas también se percatan de la necesidad de una intimidad tanto física como psicológica: la necesidad de relacionarse en un nivel profundo y significativo con los demás.

Las personas maduras tienen un deseo sincero de ser productivas y de compartir esa producción con los demás. Desean crear y compartir sus creaciones. Son espontáneos, se muestran flexibles, receptivos a la nueva experiencia, celosos de la realidad. Son armoniosos con las fuerzas externas, pero autónomos, se muestran preocupados por el proceso de inventar sus propias vidas. Contemplan la experiencia con un continuo acto de hacer elecciones de las que son singularmente responsables.

En esencia, las personas maduras en plena realización se desarrollan continuamente, puesto que percatan de que la madurez no es un objetivo, sino un proceso; que la esencia de la madurez consiste en hacer una elección creativa y responsable.


ETAPA IV. EL PLENO DESARROLLO
DE LA PERSONA ÍNTIMA
Las etapas de la vida nos han llevado hasta ahora a tratar con la aparición y aceptación de la personalidad individual, el yo que nos garantizará nuestras identidades y dará significado a nuestras vidas.

Si no queremos ser dependientes debemos optar por la independencia y aceptar aquellos conflictos que son inherentes a dicha opción.

Si deseamos sobreponernos a la soledad, hemos de aceptar la intimidad, con todas las consecuencias derivadas de esa elección. Nos vemos enfrentados a la elección cardinal: vivir en la intimidad, lo que supondrá algunas renuncias y reajustes de la personalidad autónoma recién valorizada, o bien permanecer aislados. La mayoría de los individuos elegirán la intimidad a cualquier precio puesto que la alternativa es la soledad. La verdadera intimidad es una fuerza positiva sólo si constituye una combinación de fuerzas y energías con otras personas maduras. Debe darse una voluntaria renuncia a algunos aspectos de la personalidad autónoma de cada individuo, con el deseo de conseguir más. Es principalmente gracias a una compañía íntima que recibiremos el obsequio del mundo único de otro, y recibiremos un honesto reflejo del nuestro propio.

En las relaciones pueden darse diferentes grados de intimidad desde el principio, desde las relaciones casuales, hasta las profundas amistades, así como intentos de formar una unión permanente como el matrimonio. Los estudios han mostrado que sólo las relaciones íntimas que van más allá de la sociabilidad, y que ofrecen oportunidades para una unión prolongada, como la vida en pareja o el matrimonio, pueden ofrecernos una contribución a nuestro propio desarrollo, en las que podamos ser nosotros mismos y expresar este ser libremente dentro de un medio ambiente fiable, seguro y comprensivo.


ETAPA V. LA PLENA REALIZACION
DE LA PERSONA ANCIANA
Nuestra sociedad actual intenta no sólo privarnos de nuestro derecho a la muerte, sino también de nuestro derecho a la vida. A los ancianos se les niegan las oportunidades de elección, algo por lo que se han pasado la vida luchando, y sin posibilidad de elección, se ven relegados a extinguirse en la soledad, el desamparo y el abandono.

No se nos permite envejecer sin una profunda sensación de vergüenza. Se nos dice que son aborrecibles las arrugas; que el perder el vigor físico nos convierte en unos seres inútiles; que con la disminución de nuestras facultades hemos perdido toda esperanza de bienestar y productividad.

De todo esto puede deducirse que por el hecho de envejecer físicamente algo funciona mal. Ignoramos el hecho de que en el envejecimiento existe algo más que la edad cronológica.

Sin importar la condición o vulnerabilidad del organismo, la persona no es menos ser humano, continúa teniendo capacidades humanas para sentir y compartir, para la amistad, la creatividad y la producción. La senilidad parece ser más el resultado de sensaciones de inutilidad y de limitaciones que de un decaimiento físico y mental.

El desafío consiste en ser natural en cada etapa de la vida. La edad avanzada tiene asimismo un propósito, y debemos elegir el sacrificarlo o el actualizarlo. La esperanza es una parte real del futuro e, incluso en la edad avanzada, cabe elegirla: la esperanza debe ponerse en la búsqueda continua del propio yo. Es necesario dar significado a los valores recientemente adquiridos, así como a las virtudes y obligaciones que la ancianidad brinda, sin olvidarnos de las intensas formas de sentir, experimentar y percibir que nos ofrece.

La muerte no es algo extraño a la edad, puesto que en un sentido muy auténtico la vida constituye una serie de muertes a medida que se completa cada acto o etapa. Montaigne sugirió que “la muerte es el momento en que termina el morir”.

Las personas ancianas en plena realización no tienen tiempo para aguardar la muerte. Se enfrentan con la prueba de atravesar trabajosamente por dos nuevas etapas y de actualizarse en ellas: su ancianidad y su muerte personal. Deben mostrarse confiadas y dar un sentido a su limitado tiempo en la tierra; han de aceptar la idea de que algún día les llegará la hora y de que incluso serán olvidados, pero que la experiencia de la vida habrá sido de todos modos suficiente.

El significado de la vida no se encuentra al mirar atrás, al hilo continuo que va desde la niñez a la edad avanzada. La vida es algo más que, nacer, crecer y madurar. El significado de la vida es algo intrínseco a cada etapa en que asumimos el desafío de actualizar cada momento que vivimos.


PUNTOS DE VISTA FUNDAMENTALES DE LA PERSONA EN PLENA
REALIZACION
El espectacular desarrollo del ser humano en un período tan corto es sorprendente. Puede sorprendernos el considerar que el hombre actual tiene básicamente el mismo cerebro y cuerpo que sus antepasados de la era glacial, pero este mismo cerebro ha desarrollado ideas, sistemas de creencias, hábitos y costumbres que nos han distanciado cósmicamente de tales antepasados.

A través de la historia, han emergido ideas que han persistido y que han tenido un inmenso impacto sobre los seres humanos, su ética y su estilo de vida. La mayor parte de las mismas han evolucionado en unos sistemas formales filosóficos y religiosos, que han sido adoptados por millones de seres como su forma de vida.


LA VIA DEL TAOÍSMO
El taoísmo fue introducido en china por un hombre llamado Lao-tsé en una breve obra de menos de 6,000 palabras titulada El Tao. El objetivo principal de la filosofía taoísta se dirige a la integración interna y armonía de cada persona. Este modo es un medio de no conformidad. Sugiere que sólo podemos lograr nuestra personal y plena humanidad a través del proceso de desaprender lo que ya aprendido, de modo que podamos tener la oportunidad de volver a estar en armonía con todas las cosas tal como en un principio.


Los taoístas ven poder en la moralidad y, por ello, son más sensibles a la sociedad y los sentimientos de los demás. No emiten juicios y tratan de responder a la actitud de los demás en vez de sus acciones. Rechazan la violencia, la opresión y la fuerza. Rehusan participar en la conquista de la naturaleza o en la explotación de los demás.


Los taoístas en plena realización están convencidos de que el derecho natural y el bien son innatos.


LA VIA DEL CONFUCIONISMO
Confucio nació en China hacia la misma época que Buda en la India y Pitágoras en Grecia, el año 552 a. de J.C. Al igual que la mayoría de los grandes líderes éticos y morales, no escribió nada. Confucio fue un hombre y no un dios. No expuso ni teorías ni una máxima universal. No ofreció fórmulas a la humanidad o mandamientos divinos. Evitó tratar con el misticismo y con los asuntos espirituales, y se preocupo por lo tangible, por las actividades cotidianas, por las complejidades y dilemas de la vida.


Dedicó toda su vida a sus enseñanzas humanísticas y a la formación del carácter moral. El propósito de toda su autoactualización, según Confucio, radica en ayudarnos a descubrir nuestra parte en el proceso de ordenar y armonizar el mundo.

Para Confucio, la cualidad de persona no era un estado de perfección, sino un estado muy humano, siempre cambiante, a menudo acompañada de ansiedad.

Los seguidores de Confucio en plena realización no sólo son personas preocupadas por el cultivo de sí mismas y de la armonía, sino también por las relaciones con los otros seres humanos.

Para la persona, la plena humanidad procede del esfuerzo del cultivo humano y de la perfectibilidad, y de aplicar esta unificación perfeccionante del ser a los demás, al estado y al mundo.


VÍA DEL BUDISMO
Las enseñanzas del budismo surgen de una inusitada preocupación y curiosidad referentes al sufrimiento humano.

Fue un príncipe indio, en el siglo IV, Siddartha Gautama, quien puso en tela de juicio el propósito del dolor, de la enfermedad, de la edad provecta y de la experiencia, de la sensibilidad y del conocimiento que, llegado el momento, lo conducirían a una respuesta, a la cualidad de Buda y la formación de una ética que en la actualidad proclama tener 150 millones de fieles. El budismo moderno ha adoptado básicamente tres formas distintas: una más establecida llamada Hanayana, una difusa denominada Mayana y una esotérica conocida como budismo tántrico.


Los principales motivos de preocupación de esta religión son la persona, la vida de la persona sobre la Tierra, el sufrimiento y su liberación. El budista ve la vida como un llegar a ser dinámico y no un ser estático; para él todas las cosas están sometidas a un constante cambio, ya sea produciéndose, deteriorándose o muriéndose. Según el budismo, aferrarse a lo que no es permanente conlleva sufrimiento, pero ese sufrir puede evitarse. Si queremos eliminar el sufrimiento debemos seguir la Senda Óctuple, Consistente en la recta visión, la recta intención, el recto discurso, la recta atención, el recto sustento, el recto esfuerzo, la recta atención del ahora y la recta concentración.

Para el budista, el conflicto surge del deseo. Es el deseo el que provoca la avaricia, la lujuria, el odio y el apego.

Para llevar una vida plena, el budista insiste en la importancia de la amabilidad, la virtud, el amor, la compasión, el no perjuicio, la libertad, la moderación, la templanza, la regla de oro y el deber mutuo en las relacionas humanas.


LA VÍA DEL HUNDISMO
En realidad, el hinduismo, la religión más antigua del mundo, incluye numerosos cultos y posee por lo menos 230 millones de seguidores.

Las escrituras sagradas que forman la base de la ética hinduista moderna deben buscarse en varias obras, fundamentalmente en Mahabharata y en el Ramayana. El primero contiene el profundo bello Bhagavad Gita, La Canción de Dios.

El hinduismo es una de las religiones más humanas. Su carencia de abstracción, inhibición y refinamiento la compensa con humanismo.

La esencia del pensamiento hindú consiste en la creencia de que la vida sensorial es transitoria y, por tanto, carente de significado. Al buscar la salvación altruista, pueden elegir ya sea una vida contemplativa de inacción, altruista, asumiendo los deberes y obligaciones cotidianas.


LA VÍA DEL ISLAM
El mahometanismo (Islam) es una de las filosofías religiosas más jóvenes y, tal vez la más extendida, puesto que tiene más de 200 millones de fieles.

Fue fundada en la Meca por Mahoma (570-632 d. de J.C), un árabe que predicó que sus enseñanzas se basaban en revelaciones divinas. Esas enseñanzas fueron más tarde compiladas en el Corán, el libro sagrado del Islam. Por lo general se está conforme con que Mahoma fue un auténtico reformador moral. Insistió en que cada persona era responsable de su vida.

Promovió una hermandad universal entre los árabes en que la justicia y la caridad debían ser el bien supremo. Entre las mayores de sus virtudes se halla el dar limosna. Igualmente importantes y en relación con esto figuran la hospitalidad, la amabilidad, el respeto y un profundo sentimiento de la vida en comunidad. Esta comunidad reconoce sólo un Dios absoluto y acepta con compasión la cualidad de humanos de las personas que tratan de ser unos con Él y la naturaleza del mundo en que deben trazar su camino.

En el Corán abundan tres tipos de mensajes para llegar a ser plenamente una persona: un mensaje doctrinal que analiza el lugar que ocupan los seres humanos en la estructura de la realidad, un mensaje metafísico acerca de la naturaleza de lo absoluto y un mensaje doctrinal sobre la vida humana, la existencia y su significado.

Aunque los musulmanes, como humanos, aman este mundo y están profundamente apegados a él, saben que, gracias a una vida apropiada y con la ayuda del Corán encontrarán la paz, la armonía y la unidad esenciales para dejar a un lado su apego al mundo y llegar a ser uno con Dios.


LA VÍA DEL JUDAÍSMO
El judaísmo, aunque posee un reducido número de fieles es una de las religiones más importantes del mundo, y básica tanto para el Islam como para el cristianismo. Por lo tanto, su ética influye en la vida de casi el cincuenta por ciento de la humanidad.

El judaísmo tiene sus orígenes tribales y rituales entre un pueblo nómada, pastoril y semítico, el hebreo. Las enseñanzas se formaron en un solo canon con tres divisiones: La torá (la ley), los Neviim (los profetas) y las Kitubien (las escrituras). Entre los judíos también se consideraban sagrados un grupo secundario de escrituras conocido como los Apócrifos y el Talmud. Todas estas obras son de naturaleza moral y ética y, en consecuencia desarrollan el tema de la persona humana. En esencia para el judaísmo, la persona es creada a imagen de Dios. De este modo, el hombre no es pecaminoso por naturaleza, sino esencialmente bueno.

En la mishná, Avat 3,15 esta escrito “Todo está previsto por Dios, y se le ha dado al hombre libertad de elección” Así pues gracias al libre albedrío todos los practicantes del judaísmo son responsables de sus vidas, de sus acciones y de la sociedad que crean.

Los judíos no pueden ser apáticos respecto a la existencia. Se les ordena que elijan la vida. El aceptar el sufrimiento sin hacer preguntas, como en el libro de Job, aportará la paz, la unidad y el conocimiento.

En el judaísmo el código de la conducta humana se halla claramente declarado en todos los libros sagrados, especialmente en la Torá. Es aquí donde cabe encontrar el más honroso código de conducta en todo el mundo “Los diez mandamientos”.

En esencia, el judaísmo considera a sus seguidores como poseedores de una gran dignidad y un innato poder, al mismo tiempo que con posibilidades ilimitadas.


LA VIA DEL CRISTIANISMO
Por lo cual eres inexcusable, ¡oh hombre! Quien quiera que seas tú que juzgas; pues en lo mismo en lo que juzgas a otro, a ti mismo te condenas, ya que haces eso mismo que condenas.

(Epístola de San Pablo a los Romanos)

En la actualidad el cristianismo constituye la fe de casi 600 millones de personas, aproximadamente el 30 por ciento de toda la raza humana. Más de la mitad de los mismos son católicos, una cuarta parte protestantes de varias sectas y el resto constituyen una míriada de otras ortodoxias.

El cristianismo tuvo sus humildes principios entre un pequeño grupo de individuos, en su mayoría campesinos, conducidos por un notable profeta llamado Jesús de Nazaret. Muchos creyeron que él fue el largamente esperado Mesías. En su breve vida sobre la tierra infundió a sus seguidores una renovada dicha, esperanza, fe y amor a través de los ejemplos vivientes de sus doctrinas perfeccionistas.

Tras su muerte sus creencias fueron reunidas en varios escritos que han tenido gran relevancia como guías de la ética de la vida diaria de millones de personas de todo el mundo. Su canon se denomina Nuevo Testamento y, junto con el antiguo testamento, se han convertido en la Biblia (El libro)

Jesús representa también el foco de la madurez humana. Revela a sus seguidores la verdadera naturaleza humana. Se convierte en el foco de su filosofía de la vida. De este modo es considerado por los cristianos el mayor maestro del “camino” y les ofrece las reglas para convertirse en una persona humana en plena realización.

Mientras que la esencia interior del cristianismo radica en la fe, la expresión externa es el amor. En el núcleo del amor cristiano se halla el darse a sí mismo. El amor cristiano se manifiesta en la relación con los demás, los cristianos son solidarios y humildes.

Como puede observarse tras haber leído este capitulo, existen escasas disonancias entre las diversas teorías filosóficas y religiosas, respecto de lo que significa vivir en una plena cualidad del ser humano.

Con cierto grado de creatividad, inteligencia, diligencia y elección la vida de la persona en plena realización es clara, consecuente en lo principal y ha sido recorrida en el pasado por quienes son personas. El código general y primordial parece surgir de lo que ha sido objeto de mofa como el tópico más supremo y mas simplista “Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti”.

“Da a Dios y al mundo todo lo que eres y todo lo que puedes ser”


DESARROLLARSE COMO UNA PERSONA EN PLENA REALIZACION
No existe escuela para el vivir y son escasos los maestros de la vida. Si buscamos respuestas en la educación formal, la mayor parte de las veces se nos confiere el conocimiento sin juicios y unos hechos sin significado. Si esperamos respuestas de la religión, con mucha frecuencia nos persuaden a que demos el salto hacia la fe, para el que muchos de nosotros estamos mal preparados.

Nos enfrentamos con la realidad de que, si deseamos vivir plenamente y en armonía con la vida, debemos convertirnos en unos estudiantes automotivados.

Debemos estar preparados para el riesgo, mirar en nuestro interior y proceder a través del método del tanteo. Este esfuerzo será principalmente nuestro. Nos veremos obligados a ser nuestros propios mentores.

Así pues, debemos dedicarnos a todo ello haciendo una sensible y honesta evaluación de nuestros pasos. Provistos con fuerza y capacidad de elección, estaremos preparados para considerar algunos medios con los que podemos llegar a ser mejores orquestadores de nuestras vidas y vivir cada día como unas personas plenamente activas y en auténtica realización.


EL PAPEL DE LA MUERTE
Tal vez para vivir plenamente como persona, debamos antes comprender y aceptar sin reparos la muerte. De todos modos la muerte se halla envuelta en su propio misterio. Nunca podrá saberse con antelación cómo o cuándo llegará. No importa lo preparados que estemos, pues siempre nos pillará de sorpresa. Incluso si estamos preparados somos incapaces de resistir su golpe o aceptarlo sin experimentar profundos sentimientos de miedo, ansiedad y aislamiento.

La muerte también nos enseña la inestabilidad de todas las cosas, que siempre cambian y mueren. Así ocurre en la naturaleza y en la vida humana.

La vida que se encuentra libre de ataduras vive el momento y no demanda que éste perdure. Lo importante no es el futuro sino el presente.

Cuando admitamos la muerte como otra etapa del ciclo de la vida, llegaremos a apreciar y evaluar cada encuentro del vivir, sabiendo que no volverá a presentarse de nuevo. Y todos esos momentos serán el fundamento de lo que consideramos el conjunto de nuestra existencia.

La muerte es el mayor maestro de la vida. Sólo puede ser temido por la persona ignorante y aquellos que tienen miedo de vivir.


EL PAPEL DE LA AUTODETERMINACIÓN
“No améis lo que sois, sino sólo aquello en lo que os convertiréis”, Cervantes

Cada uno de nosotros es un ser único, una sutil combinación de factores irrepetibles. Somos singulares e incomparables. Lo que somos y quiénes somos ha sido determinado por la herencia, la sociedad, la educación, la familia y los amigos. Tenemos cuanto necesitamos para llegar a ser lo que somos, una imagen perfecta de nuestra personalidad. Para lograrlo, todo cuanto debemos hacer es reconocerlo, desarrollarla y vivirla en acción.

Para todos los actos humanos existen alternativas. Cuanto mayor sea el número de alternativas imaginativas y creativas que poseamos, más significativa será la elección y más autodeterminada la acción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario