sábado, 21 de marzo de 2009

LEYES ESPIRITUALES DEL EXITO



GUÍA PRÁCTICA PARA LA REALIZACIÓN DE LOS SUEÑOS
DEEPAK CHOPRA
Editorial Norma, Barcelona España, 1995


PRESENTACION
Hola amig@s,
Quiero compartir con ustedes una de las lecturas que llegó a mi vida a través de mi amigo, el Dr. Gustavo Castellanos, que en paz descanse, alma y espíritu del Centro de Desarrollo Humano en la que me involucré gracias a la gestión de dicho personaje. Resulta que Dios utilizó a Gustavo para que a través suyo llegaran a mis manos algunos textos y el primero es el que hoy comparto. Ahora estoy seguro que Dios fue porque al morir en un sueño me anunció me enviaría el último. Y también sé que quien decida leerlo y meditarlo es porque Dios a mi me utiliza como a Gustavo. Así que si algo sucede en Usted, haga lo mismo porque lo de Dios es de todos.

Las Leyes espirituales del éxito de Deepak Chopra hizo me interesara en este autor a quien considero la llave (clave) para la apertura de la sabiduría de oriente en el mundo occidental porque su vida misma así lo expresa entre líneas. En la actualidad promueve a través de sus libros la misma desde las universidades más prestigiadas de Estados Unidos. Ya les en enviado El Sincrodestino con mis anotaciones sobre el cambio que produjo en mí el mismo.

Nuestra mentalidad poscartesiana ha mineralizado todo (materializado) y se ha olvidado que hasta en cuestiones tan aparentemente materialistas como el éxito hay una esencia atrás que es a la que se refieren las leyes espirituales. “La riqueza material es sólo uno de sus componentes”, dice el texto, “… las leyes físicas del Universo representan todo este proceso…” y el ser humano, estoy seguro, es el encargado de ejecutarlas siendo lo que hemos denominado éxito el reflejo de haberlo hecho bien.

Que disfruten el resumen y ojala lo comenten conmigo y les ayude en algo.

Atentamente,
Periodista, Escritor y Creador de Teatro César Chupina
Embajador Cultural de la Paz


El éxito en la vida podría definirse como el crecimiento continuo de la felicidad y la realización progresiva de unas metas dignas. El éxito es la capacidad de convertir en realidad los deseos fácilmente. No obstante, el éxito, incluyendo la creación de la riqueza, siempre se ha percibido como un proceso que requiere mucho esfuerzo, y que muchas veces se logra a expensas de los demás. El éxito tiene muchos aspectos, y la riqueza material es solamente uno de sus componentes. Además, el éxito es una travesía, no un destino en sí. Pero el éxito también se compone de salud, energía, entusiasmo por la vida, realización en la relaciones con los demás, libertad creativa, estabilidad emocional y psicológica, sensación de bienestar y paz.

Una ley es un proceso por el cual se manifiesta lo que no se ha manifestado; es el proceso por el cual el observador se convierte, en el proceso, en el observado; es el proceso por el cual el que contempla se convierte en paisaje; es el proceso a través del cual el que sueña proyecta el sueño. Nuestro cuerpo, el universo físico y todo lo que podemos percibir por medio de los sentidos es la transformación de lo in manifiesto, lo desconocido e invisible en lo manifiesto, lo conocido y lo visible.

La fuente de toda creación es la divinidad (o el espíritu); el proceso de creación es la divinidad en momento (o la mente); y el objeto de la creación es el universo físico (del cual forma parte nuestro cuerpo). Estos tres componentes de la realidad espíritu, mente y cuerpo, u observador, proceso de observación y observado son básicamente la misma cosa. Las leyes físicas del universo representan en realidad todo este proceso de la divinidad en movimiento o de la consciencia en acción.



I LA LEY DE LA POTENCIALIDAD PURA

La primera ley espiritual del éxito es la ley de la potencialidad pura. Se basa en el hecho de que, en nuestro estado esencial, somos consciencia pura. La consciencia pura es potencialidad pura; es el campo de todas las posibilidades y de la creatividad infinita. Siendo infinita e ilimitada, también es felicidad pura. Otros atributos de la conciencia son el conocimiento puro, el silencio infinito, el equilibrio perfecto, la invencibilidad, la simplicidad y la dicha. La ley de la potencialidad pura también podría denominarse ley de la unidad, porque sustentando la infinita diversidad de la vida está la unidad de un solo espíritu omnipresente. El campo de la potencialidad pura es nuestro propio yo, y cuanto más desarrollemos nuestra propia naturaleza, más cerca estaremos de ese campo de potencialidad pura.

Vivir de acuerdo con nuestro yo, en una constante auto referencia, significa que nuestro punto interno de referencia es nuestro propio espíritu, y no los objetos de nuestra experiencia. Cuando vivimos según la referencia al objeto, estamos siempre influidos por las cosas que están fuera de nuestro yo; entre ellas están las situaciones en las que nos involucramos, nuestras circunstancias, las personas y las cosas que nos rodean. Cuando vivimos según la referencia al objeto, también sentimos una intensa necesidad de controlarlo todo. Sentimos intensa necesidad de tener poder externo. La necesidad de aprobación, la necesidad de controlar las cosas y de tener poder externo se basan en el temor.

Cuando vivimos según la referencia al objeto, el punto de referencia interno es el ego. Sin embargo el ego no es lo que realmente somos. El ego es nuestra auto imagen, nuestra máscara social; es el papel que estamos desempeñando. A la máscara social le gusta la aprobación; quiere controlar, y se apoya en el poder porque vive en el temor. Nuestro verdadero yo, que es nuestro espíritu, nuestra alma, está completamente libre de esas cosas. Esa es la diferencia esencial entre la referencia al objeto y la auto-referencia, por medio de la cual experimentamos nuestro verdadero ser, el cual no le teme a los desafíos, respeta a todo el mundo y no se siente inferior a nadie.

El poder basado en la referencia al objeto, en cambio, es falso. Siendo un poder que se basa en el ego, existe únicamente mientras exista el objeto de referencia. El poder basado en el ego dura solamente lo que duran las cosas, el poder del yo es permanente porque se basa en el conocimiento del yo, y este poder tiene ciertas características: Atrae a la personas hacia nosotros y también atrae las cosas que deseamos. Si queremos disfrutar de los beneficios del campo de la potencialidad pura, si queremos utilizar plenamente la creatividad inherente a la consciencia pura, debemos tener acceso a ella. Una manera de tener acceso al campo de la potencialidad pura es por medio de la práctica diaria del silencio, de la meditación y del hábito de no juzgar. Pasar algún tiempo en contacto con la naturaleza también nos brinda acceso a las cualidades inherentes al campo: Creatividad infinita, libertad y felicidad.

Practicar el silencio significa comprometernos a destinar cierta cantidad de tiempo sencillamente a ser. Si nunca nos damos la oportunidad de experimentar el silencio, esto crea una turbulencia en nuestro diálogo. Destinemos un corto tiempo de vez en cuando a experimentar el silencio. O sencillamente comprometámonos a hacer silencio durante un determinado tiempo todos los días. ¿Qué sucede cuando entramos en esta experiencia del silencio? En un principio, nuestro diálogo interno se vuelve todavía más turbulento. Practicar el silencio periódicamente, en el momento que más nos acomode, es una manera de experimentar la ley de la potencialidad pura. Otra manera es dedicar un tiempo todos los días a la meditación. Por medio de la meditación aprenderemos a experimentar el campo del silencio puro y la consciencia pura.

La quietud es el primer requisito para manifestar nuestros deseos, porque en la quietud reside nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura, el cual puede organizar una infinidad de detalles para nosotros.

Otra manera de entrar en el campo de la potencialidad pura es por medio de la práctica del hábito de no juzgar. Juzgar es evaluar constantemente las cosas para clasificarlas como correctas o incorrectas, buenas o malas. Cuando estamos constantemente evaluando, clasificando, rotulando y analizando, creamos mucha turbulencia en nuestro diálogo interno.

El hábito de no juzgar crea silencio en la mente. Por tanto, es buena idea comenzar el día con esa afirmación. Y durante todo el día, recordémosla cada vez que nos sorprendamos juzgando.

Por medio del silencio, de la meditación y del hábito de no juzgar, tendremos acceso a la primera ley, la ley de la potencialidad pura. Una vez que logremos este acceso, podremos agregar un cuarto componente a esta práctica: pasar regularmente un tiempo en contacto directo con la naturaleza.

A donde quiera que vayamos en medio del movimiento y la actividad, llevemos con nosotros la quietud. De esa manera, el movimiento caótico que nos rodea jamás nos ocultará la puerta de acceso al manantial de creatividad, al campo de la potencialidad pura.

II LA LEY DEL DAR

La segunda ley espiritual del éxito es la ley del dar. También podría llamarse la ley del dar y recibir porque el universo opera a través de un intercambio dinámico. El flujo de la vida no es otra cosa que la interacción armoniosa de todos los elementos y las fuerzas que estructuran el campo de la existencia. Puesto que nuestro cuerpo, nuestra mente y el universo mantienen un constante y dinámico intercambio, frenar la circulación de la energía es como frenar el flujo sanguíneo. Cuando la sangre deja de circular, comienza a coagularse y a estancarse. Por ello debemos dar y recibir a fin de mantener la riqueza y la afluencia o cualquier cosa que deseemos en la vida circulando permanentemente, si impedimos la circulación del dinero si nuestra única intención es acaparar el dinero y aferrarnos a él, impediremos también puesto que el dinero es energía vital, que éste vuelva a circular en nuestra vida.

El dar engendra el recibir, y el recibir engendra el dar. Lo que sube debe bajar; lo que se va debe volver. En realidad, recibir es lo mismo que dar, porque dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de la energía en el universo. Cuanto más demos más recibiremos, porque mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida. En realidad , todo lo que tiene valor en la vida se multiplica únicamente cuando es dado. Si al dar sentimos que hemos perdido algo, el regalo no ha sido dado en realidad, y entonces no generará abundancia.

Al dar y al recibir, lo más importante es la intención. La intención debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, porque la felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia. En realidad, practicar la ley del dar es muy sencillo: Si deseamos alegría, démosles alegría a otros, si deseamos amor aprendamos a dar amor; si deseamos atención y aprecio aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos riqueza material, ayudemos a otros a conseguir esa riqueza. En realidad, la manera más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás a conseguir lo que ellos desean. Este principio funciona igualmente bien para las personas, las empresas, las sociedades y las naciones.

La mejor manera de poner a funcionar la ley del dar, de iniciar todo el proceso de circulación es tomando la decisión de que cada vez que entremos en contacto con una persona, le daremos algo. No es necesario que sean cosas materiales; podría ser una flor, un cumplido o una oración. En realidad, las formas más poderosas de dar no son materiales. Obsequios como interesarse, prestar atención, dar afecto, aprecio y amor, son algunos de los más preciados que se pueden dar, y no cuestan nada. No visitemos nunca a alguien sin llevarle un regalo. Podemos regalar una flor, llevar una nota o una tarjeta que exprese algo sobre nuestros sentimientos hacia la persona a quien visitamos. Podemos llevar un elogio. podemos llevar una oración.

Pondré a funcionar la ley del dar comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1) Llevaré un regalo a cualquier lugar a donde vaya y para cualquier persona con quien me encuentre. Ese regalo puede ser un elogio, una flor o una oración. Hoy les daré algo a todas las personas con quienes me encuentre, para iniciar así el proceso de poner en circulación la alegría, la riqueza y la prosperidad en mi vida y en otras.
2) Hoy recibiré con gratitud todos los regalos que la vida me dé. Recibiré los obsequios de la naturaleza: La luz del sol y el canto de los pájaros, o los aguaceros de primavera. También estaré abierto a recibir de los demás, sea un regalo material, dinero, un elogio o una oración.
3) Me comprometeré a mantener en circulación la abundancia dando y recibiendo los dones más preciados de la vida. Cada vez que me encuentre con alguien le desearé en silencio felicidad, alegría y bienestar.

III LA LEY DEL "KARMA" O DE CAUSA Y EFECTO

El "Karma" es a la vez la acción y la consecuencia de esa acción; es causa y efecto al mismo tiempo, porque toda acción genera una fuerza de energía que vuelve a nosotros de igual manera. Es obvio que si deseamos crear felicidad en nuestra vida, debemos aprender a sembrar las semillas de la felicidad. En esencia, todos somos escogedores de opciones infinitas. Pero la mejor manera de comprender y utilizar al máximo la ley kármica es que seamos conscientes de las decisiones que tomamos en todo momento.

Sea que nos guste o no nos guste, todo lo que está sucediendo en este momento es producto de las decisiones que tomamos en el pasado. Infortunadamente, y, por tanto no nos damos cuenta de que estamos frente a un abanico de opciones; sin embargo, lo estamos.

Si nos detenemos un momento y observamos las opciones que escogemos en el instante mismo en que las escogemos, ese simple acto de convertirnos en espectadores nos permite sacar todo el proceso del reino del inconsciente para traerlo al reino de la consciencia. Este procedimiento de elección y de observación conscientes da mucho poder.

Cuando hagamos una elección, cualquier elección, hagamos dos preguntas. En primer lugar: "¿Cuáles son las consecuencias de escoger este camino"? El corazón nos lo dirá inmediatamente. Y en segundo lugar: ¿Traerá esta decisión que estoy tomando felicidad para mí y para quienes me rodean?" Si la respuesta es negativa, si se trata de una opción que nos traerá sufrimiento a nosotros o a quienes nos rodean, abstengámonos de escoger ese camino. Es así de sencillo.

Elegir la opción, la acción correcta espontánea a tomar en el momento oportuno, es la respuesta correcta a cada situación. El universo tiene un mecanismo muy interesante para ayudarnos a tomar decisiones correctas espontáneamente. Este mecanismo se relaciona con las sensaciones del cuerpo, las cuáles son de dos tipos: de bienestar o de malestar. En el instante mismo en que estemos tomando una decisión conscientemente, prestemos atención a nuestro cuerpo y preguntémosle: "¿Qué pasa si opto por esto?" Si el cuerpo nos envía un mensaje de bienestar, es la decisión correcta; si da señales de malestar, entonces no es el camino apropiado

¿Que pasa con el Karma del pasado y cómo influye en nosotros ahora? Con respecto al Karma pasado, se pueden hacer tres cosas: La primera es pagar las deudas Kármicas. El pago de esas deudas implica mucho sufrimiento, pero la ley del karma dice que en el universo jamás queda una deuda pendiente. La segunda posibilidad es transformar o convertir el karma en una experiencia más deseable. Este es un proceso muy interesante, en el cual uno se pregunta, mientras paga la deuda kármica: "¿Qué puedo aprender de esta experiencia? ¿Por qué me está sucediendo esto y cuál es el mensaje que el universo trata de comunicarme?". Haciendo esto, buscamos el principio de la oportunidad, para luego unirlo con nuestro dharma, o sea el propósito de nuestra vida. En esto consiste la transformación del Karma en una experiencia positiva. Crear un Karma nuevo y positivo a partir de él. La tercera manera de enfrentar el Karma es trascendiéndolo. Trascender el Karma es independizarse de él. La manera de trascender el Karma es entrar constantemente en el espacio de la consciencia pura para sentir el yo, el espíritu. Limpiamos o trascendemos el Karma entrando y saliendo en el espacio de la consciencia pura. Esto, claro está, se hace mediante la práctica de la meditación. El sistema operacional del alma consta de Karma, recuerdo y deseo. En el alma residen las semillas del Karma, el recuerdo y el deseo. Mientras el Karma sea evolutivo tanto para el yo como para todos los afectados, los frutos del Karma serán la felicidad y el éxito.

Como aplicar la ley del "karma" o de causa y efecto.
Pondré a funcionar la ley del Karma, comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1) Hoy observaré las decisiones que tome en cada momento. Y con el simple hecho de observar esas decisiones, las traeré a mi consciencia. Sabré que la mejor manera de prepararme para cualquier momento en el futuro es estar totalmente consciente en el presente.
2) Siempre que haga una elección me formularé dos preguntas: "¿Cuáles son las consecuencias de esta decisión?" "¿Traerá esta decisión felicidad y realización tanto para mí como para aquéllos a quienes afectará?"
3) Después le pediré orientación a mi corazón, y me dejaré guiar por su mensaje de bienestar o de malestar. Si me siento a gusto con la decisión, me produce malestar, me detendré a mirar las consecuencias de mi acción con mi visión interior.

IV LA LEY MENOR DEL ESFUERZO

Esta ley se basa en el hecho de que la inteligencia de la naturaleza funciona con toda facilidad y despreocupación, es el principio de la armonía y del amor.

Si observamos la naturaleza, veremos que ella utiliza un esfuerzo mínimo para funcionar. Y es de la naturaleza humana hacer que los sueños se conviertan en realidad, con facilidad y esfuerzo. Lo que conocemos normalmente como "milagros" son en realidad manifestaciones de la ley del menor esfuerzo.

La inteligencia de la naturaleza funciona sin esfuerzo, sin resistencia, espontáneamente. No es lineal; es intuitiva, holística y estimulante. Y cuando estamos en armonía con la naturaleza, cuando estamos seguros del conocimiento de nuestro verdadero yo, podemos utilizar la ley del menor esfuerzo.

Es mínimo el esfuerzo que hacemos cuando nuestros actos brotan del amor, porque es la energía del amor la que aglutina la naturaleza. Cuando tratamos de conseguir el poder para controlar a los demás, gastamos energía. Cuando buscamos el dinero o el poder para satisfacer al ego, gastamos energía persiguiendo la ilusión de la felicidad, en lugar de disfrutar la felicidad del momento. Cuando anhelamos el dinero para beneficio personal únicamente, cortamos el flujo de energía hacia nosotros e impedimos la expresión de la inteligencia de la naturaleza. Pero cuando nuestras actuaciones nacen del amor, no hay desperdicio de energía. Si sabemos cómo generar, almacenar y gastar la energía de una manera eficiente, podemos crear cualquier cantidad de riqueza. Fijar nuestra atención en el ego consume la mayor parte de la energía.

La ley del menor esfuerzo tiene tres componentes, tres cosas que podemos hacer para poner en funcionamiento este principio de "hacer menos para lograr más". El primer componente es la aceptación. Aceptar significa sencillamente contraer un compromiso: "Hoy aceptaré a las personas, las circunstancias y los hechos tales como se presenten". Este momento es como es porque todo el universo es como es. Cuando luchamos contra este momento, en realidad luchamos contra todo el universo. Es importante comprender esto: podemos desear que las cosas sean diferentes en el futuro, pero en este momento debemos aceptarlas como son. Cuando nos sintamos frustrados o estemos molestos a causa de una situación, recordemos que nuestra reacción no es contra la persona o la situación, sino contra nuestros sentimientos acerca de esa persona o esa situación. Esos son nuestros sentimientos, y nadie tiene la culpa de ellos.

Esto nos lleva al segundo componente de la ley del menor esfuerzo: La responsabilidad, que significa no culpar a nadie o a nada ni siquiera a nosotros mismos de nuestra situación. Una vez aceptado un suceso, un problema o una circunstancia, responsabilidad significa la capacidad de tener una respuesta creativa a la situación tal como es en este momento. Cuando hacemos esto, toda situación supuestamente enojosa se convertirá en una oportunidad para crear algo nuevo y bello. La realidad es una interpretación. Y si optamos por interpretar la realidad de esta manera, tendremos muchos maestros a nuestro alrededor, muchas oportunidades para evolucionar.

El tercer componente de la ley del menor esfuerzo es asumir una actitud no defensiva, lo que significa que nuestra consciencia abandona su actitud defensiva y nosotros renunciamos a la necesidad de convencer o persuadir a los demás de que nuestro punto de vista es el correcto. Si sencillamente renunciamos a la necesidad de defender nuestro punto de vista, a través de esa renuncia lograremos acceso a una cantidad enorme de energía que anteriormente desperdiciábamos. Cuando no hay un punto que defender, no puede haber discusión. Si hacemos esto constantemente -si dejamos de luchar y de resistirnos- viviremos plenamente el presente el cual es un regalo. Comprometámonos a seguir el camino de la no resistencia. Ese es el camino a través del cual la inteligencia de la naturaleza se desarrolla espontáneamente, sin resistencia ni esfuerzo.

Como aplicar la ley del menor esfuerzo
Pondré a funcionar la ley del menor esfuerzo comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1) Practicaré la aceptación. Hoy aceptaré a las personas, las situaciones, las circunstancias y los sucesos tal como se presenten. Sabré que este momento es como debe ser, porque todo el universo es como debe ser. No lucharé contra todo el universo poniéndome en contra del momento presente. Mi aceptación es total y completa. Acepto las cosas como son en este momento, no como me gustaría que fueran.
2) Habiendo aceptado las cosas como son, aceptaré la responsabilidad de mi situación y de todos los sucesos que percibo como problemas. Sé que asumir la responsabilidad significa no culpar a nadie de mi situación (y eso me incluye a mí). También sé que todo problema es una oportunidad disfrazada, y que esta actitud de alerta ante todas las oportunidades me permite transformar este momento en un beneficio mayor.
3) Hoy mi consciencia mantendrá una actitud no defensiva. Renunciaré a la necesidad de defender mi punto de vista. No sentiré la necesidad de convencer o persuadir a los demás de que acepten mi punto de vista. Permaneceré abierto a todas las opiniones sin aferrarme rígidamente a ninguna de ellas.


V LA LEY DE LA INTENCIÓN Y EL DESEO

Esta ley se basa en el hecho de que la energía y la información existen en todas partes en la naturaleza. En efecto, a nivel del campo cuántico solamente hay energía e información. Campo cuántico es sólo otra manera de denominar el campo de la consciencia pura o de la potencialidad pura. Todo el universo, en su naturaleza esencial, es el movimiento de la energía y la información. La única diferencia entre nosotros y un árbol es el contenido de información y de energía de nuestros respectivos cuerpos. En el orden general de la naturaleza, los seres humanos, pertenecemos a una especie privilegiada. Tenemos un sistema nervioso capaz de tomar consciencia del contenido de energía e información de ese campo particular que da origen a nuestro cuerpo físico. Pensamientos, sentimientos, emociones, deseos, recuerdos, instintos, impulsos y creencias.

Nuestro cuerpo físico no es independiente del cuerpo del universo, porque al nivel de la mecánica cuántica no existen fronteras bien definidas. El sistema nervioso no solamente es capaz de tomar consciencia de la información y de la energía de su propio campo cuántico, sino que es infinitamente flexible. A través de ese maravilloso sistema nervioso, podemos cambiar conscientemente el contenido de información que da origen a nuestro cuerpo físico. Podemos cambiar conscientemente el contenido de energía y de información de nuestro propio cuerpo ampliando nuestro entorno, el mundo y haciendo que sucedan cosas en él. Este cambio conciente se logra a través de las 2 cualidades inherentes a la conciencia; la atención y la intención. La atención da energía, y la intención transforma. Cualquier cosa a la cual prestemos atención, crecerá con más fuerza en nuestra vida. Cualquier cosa a la cual dejemos de prestar atención, se marchitará, se desintegrará y desaparecerá.

Por otro lado, la intención estimula la transformación de la energía y de la información. La intención organiza su propia realización. El acto de dirigir la intención sobre el objeto de la atención desencadenará una infinidad de sucesos espacio-temporales orientados a producir el resultado buscado, siempre y cuando uno cumpla las otras leyes espirituales del éxito. A través de la intención y la atención podemos poner a trabajar para nosotros al “computador cósmico”, con su infinito poder organizador. Podemos ir hasta ese fundamento último de la creación e introducir una intención, y con sólo hacerlo, activar el campo de la correlación infinita. La intención sienta las bases para el flujo fácil, espontáneo y suave de la potencialidad pura; la única advertencia es que utilicemos nuestra intención para beneficio de la humanidad.

La intención es el verdadero poder detrás del deseo. La sola intención es muy poderosa, porque es deseo sin apego al resultado. El solo deseo es débil, porque en la mayoría de los casos es atención con apego. La intención es desear respetando estrictamente todas las demás leyes, pero en particular la sexta ley del desapego. La intención, combinada con el desapego, lleva a una consciencia del momento presente centrada en la vida. Y cuando la acción se realiza teniendo consciencia del momento presente, su eficacia es máxima. La intención mira hacia el futuro, pero la atención está en el presente. Mientras la atención esté en el presente, la intención hacia el futuro se cumplirá porque el futuro se crea en el presente. Debemos aceptar el presente tal como es. Aceptemos el presente y proyectemos el futuro. El futuro es algo que siempre podemos crear por medio de la intención desapegada, pero nunca debemos luchar contra el presente. El pasado, el presente y el futuro son propiedades de la consciencia. El pasado es recuerdo, memoria; el futuro es expectación; el presente es consciencia. Por consiguiente, el tiempo es el movimiento del pensamiento. Tanto el pasado como el futuro nacen en la imaginación; solamente el presente, que es consciencia, es real y es eterno. Las interpretaciones que recordamos de las fuerzas abstractas crean la experiencia del pasado. Si tenemos consciencia del momento presente centrada en la vida entonces los obstáculo imaginarios, los cuales constituyen más del 90% de los obstáculos percibidos, se desintegran y desaparecen. El restante 5 a 10% de los obstáculos percibidos se pueden convertir en oportunidades por medio de la intención focalizada.

La intención focalizada es la atención que no se aparta de su propósito. Tener una intención focalizada significa mantener nuestra atención en el resultado que perseguimos, con un propósito tan inflexible que impida completamente que cualquier obstáculo consuma o disipe la concentración de nuestra atención. Aprendamos a aprovechar el poder de la intención, y podremos crear cualquier cosa que deseemos. Todavía será posible obtener resultados a través del esfuerzo y la constancia, pero a un precio; ese precio puede ir desde la tensión emocional hasta una enfermedad cardiaca o un trastorno del sistema inmunológico. Cuando sigamos estos cinco pasos para cumplir nuestros deseos, la intención generará su propio poder.

1) Entremos en el espacio de la consciencia pura. Esto significa ubicarnos en medio de ese espacio silencioso que hay entre los pensamientos, entrar en el silencio.
2) Así nos establecemos en ese estado de solo ser libre con nuestras intenciones y nuestros deseos. Cuando uno está realmente es ese espacio, no hay pensamiento, no hay intención; pero en cuanto sale de él en esa unión entre el espacio silencioso y un pensamiento es posible introducir la intención.
3) Permanezcamos en el estado de auto-referencia. Esto significa permanecer establecidos en la consciencia de nuestro verdadero yo, nuestro espíritu, nuestra conexión con el campo de la potencialidad pura. También significa no vernos a nosotros a través de los ojos del mundo, o dejarnos influir por las opiniones críticas de los demás.
4) Renunciemos a nuestro apego al resultado. Esto significa renunciar a nuestro rígido interés por un resultado específico y vivir en la sabiduría de la incertidumbre.
5) Dejemos que el universo se encargue de los detalles. Recordemos que nuestra verdadera naturaleza es el espíritu puro.

Como aplicar la ley de la intención y el deseo
Pondré a funcionar la ley de la intención y el deseo comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1) Haré una lista de todos mis deseos, y la llevaré a donde quiera que vaya. Miraré la lista antes de entrar en mi silencio y mi meditación. La miraré antes de dormir por la noche. La miraré al despertar por la mañana.
2) Liberaré esta lista de mis deseos y la entregaré al sino de la creación, confiando en que cuando parezca que las cosas no están saliendo bien, hay una razón, y en que el plan cósmico tiene para mí unos designios mucho más importantes que los que yo he concebido.
3) Recordaré practicar la consciencia del momento presente en todos mis actos. No permitiré que los obstáculos consuman o disipen la concentración de mi atención en el momento presente. Aceptaré el presente tal como es, y proyectaré el futuro a través de mis intenciones y mis deseos más profundos y queridos.

VI LA LEY DEL DESAPEGO

Para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella. Esto no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo. No renunciamos a la intención ni al deseo, renunciamos al interés por el resultado. Tan pronto como renunciemos al interés por el resultado, combinando al mismo tiempo la intención concentrada y el desapego, conseguimos lo que deseamos. Podemos conseguir cualquier cosa que deseemos a través del desapego, porque éste se basa en la confianza incuestionable en el poder del verdadero yo. El apego, en cambio, se basa en el temor y en la inseguridad y la necesidad de sentir seguridad emana del desconocimiento del verdadero yo.

La fuente de la abundancia, de la riqueza o de cualquier cosa en el mundo físico es el yo; es la consciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad. Todo lo demás es un símbolo: vehículos. casas, cheques, ropa, aviones. Los símbolos son transitorios; llegan y se van. Perseguir símbolos es como contentarse con el mapa en lugar del territorio.

El apego es producto de la consciencia de la pobreza, porque se interesa siempre por los símbolos. El desapego es sinónimo de la consciencia de la riqueza, porque con él viene la libertad para crear, la verdadera consciencia de la riqueza es la capacidad de tener todo lo que deseamos, cada vez que lo deseamos, y con un mínimo de esfuerzo. Para afianzarnos en esta experiencia es necesario afianzarnos en la sabiduría de la incertidumbre. Allí encontraremos la libertad para crear cualquier cosa. Quienes buscan la seguridad la persiguen durante toda la vida sin encontrarla jamás. La seguridad es evasiva y efímera porque no puede depender exclusivamente del dinero.

La búsqueda de la seguridad es una ilusión. Según las antiguas tradiciones de sabiduría, la solución de todo este dilema reside en la sabiduría de la inseguridad o la sabiduría de la incertidumbre. Esto significa que la búsqueda de seguridad y de certeza es en realidad un apego a lo conocido. ¿Y que es lo conocido? Lo conocido es el pasado. Lo conocido no es otra cosa que la prisión del condicionamiento anterior. Allí no hay evolución, y cuando no hay evolución, sobrevienen el estancamiento, el desorden, el caos y la decadencia. La incertidumbre es penetrar en lo desconocido en cada momento de nuestra existencia. Lo desconocido es el campo de todas las posibilidades, siempre fresco, siempre nuevo, siempre abierto la creación de nuevas manifestaciones, Sin la incertidumbre y sin lo desconocido, la vida es sólo una vil repetición de recuerdos gastados. Renunciemos a nuestro apego a lo conocido y adentrémonos en lo desconocido, así entraremos en el campo de todas las posibilidades.

La ley del desapego no obstaculiza la ley de la intención y el deseo y la fijación de metas. Siempre tenemos la intención de avanzar en una determinada dirección, siempre tenemos una meta. Sin embargo, entre el punto A y el punto B hay un número infinito de posibilidades, y si la incertidumbre está presente, podremos cambiar de dirección en cualquier momento si encontramos un ideal superior o algo más emocionante. La ley del desapego acelera el proceso total de la evolución.

VII LA LEY DEL "DHARMA" O PROPÓSITO EN LA VIDA

Dharma es un vocablo sánscrito que significa "propósito en la vida". Esta ley dice que nos hemos manifestado en forma física para cumplir un propósito.

De acuerdo con esta ley, cada uno de nosotros tiene un talento único y una manera única de expresarlo. Hay una cosa que cada individuo puede hacer mejor que cualquier otro en todo el mundo y por cada talento único y por cada expresión única de dicho talento, también existen unas necesidades únicas. Cuando estas necesidades se unen con la expresión creativa de nuestro talento, se produce la chispa que crea la abundancia.

La ley del Dharma tiene varios componentes. El primero dice que cada uno de nosotros está aquí para descubrir su verdadero yo, para descubrir por su cuenta que el verdadero yo es espiritual y que somos en esencia seres espirituales que han adoptado una forma física para manifestarse.

Cuando uno de nosotros está aquí, está para descubrir su yo superior o su yo espiritual . Esa es la primera forma de cumplir la ley del DHARMA. Debemos descubrir por nuestra cuenta que dentro de nosotros hay un dios en embrión que desea nacer para que podamos expresar nuestra divinidad.

La ley del DHARMA dice que todo ser humano tiene un talento único; en su expresión. Eso quiere decir que hay una cosa que podemos hacer, y una manera de hacerlo, que es mejor que la de cualquier otra persona en este planeta. Otro componente de la ley del DHARMA es el servicio a la humanidad. Cuando combinamos la capacidad de expresar nuestro talento único con el servicio a la humanidad. usamos plenamente la ley del DHARMA, Cuando nuestras expresiones creativas concuerdan con las necesidades del prójimo, vamos de lo inmanifiesto a lo manifiesto.

Como aplicar la ley del "dharma” o propósito en la vida
Pondré a funcionar la ley del DHARMA comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1) Hoy cultivaré con amor al Dios en embrión que reside en el fondo de mi alma. Prestaré atención al espíritu interior que anima tanto a mi cuerpo como a mi mente. Despertaré a esa quietud profunda del interior de mi corazón. Mantendré la consciencia del ser atemporal y eterno, en medio de la experiencia limitada por el tiempo.
2) Haré una lista de mis talentos únicos. Después haré una lista de las cosas que me encanta hacer cuando estoy expresando mis talentos únicos. Cuando expreso mis talentos únicos y los utilizo en servicio de la humanidad, pierdo la noción del tiempo y produzco abundancia tanto en mi vida como en la vida de los demás.
3) Todos los días me preguntaré: "¿Cómo puedo servir?" y "¿Cómo puedo ayudar?" Las respuestas a estas preguntas me permitirán ayudar y servir con amor a los demás seres humanos.


RESUMEN Y CONCLUSIÓN
Quisiera conocer los pensamientos de Dios...
los demás son detalles.
La mente universal es la coreógrafa de todo lo que sucede en miles de millones de galaxias y hace su trabajo con una precisión exquisita y con una inteligencia inquebrantable. Su inteligencia es máxima y suprema e impregna cada fibra de la existencia: Todo lo que vive es expresión de esta inteligencia. Y esta inteligencia actúa a través de las siete leyes espirituales.

Si miramos cualquiera de las células del cuerpo humano, a través de su funcionamiento veremos la expresión de estas leyes. Cada célula, sea del estómago, del corazón o del cerebro, se origina en la ley de la potencialidad pura. El ADN es el ejemplo perfecto de la potencialidad pura; en realidad, es la expresión material de ella. El mismo ADN que hay en todas las células del cuerpo, se expresa de diferentes maneras para cumplir los requisitos particulares de cada una.

Cada célula opera además a través de la ley del dar. Una célula vive y permanece sana cuando está en estado de equilibrio. Este estado es de realización y armonía, pero se mantiene a través de un constante dar y recibir. Cada célula da y apoya a las demás, y a cambio recibe alimento de ellas. La célula permanece en estado de flujo dinámico, el cual jamás se interrumpe. En realidad, el flujo es la esencia misma de la vida de la célula. Y solamente manteniendo este flujo de dar puede la célula recibir y, por tanto, continuar con su existencia vibrante.

Las células ejecutan con suma perfección la ley del Karma, porque incorporada en su inteligencia está la respuesta más apropiada, precisa y oportuna para cada situación que se presenta.

Las células también ejecutan con suma perfección la ley del menor esfuerzo: cumplen su trabajo con tranquila eficiencia, en un estado de sosegada vigilancia.

Por medio de la ley de la intención y el deseo, cada intención de cada célula utiliza el infinito poder organizador de la inteligencia de la naturaleza. Hasta una intención simple como la de metabolizar una molécula de azúcar desencadena inmediatamente una sinfonía de sucesos en el cuerpo para secretar las cantidades exactas de hormonas en el momento preciso, a fin de convertir la molécula de azúcar en pura energía creativa.

Desde luego, cada célula expresa la ley del desapego. No se aferra al resultado de sus intenciones. No duda ni tropieza porque su comportamiento es función de una consciencia centrada en la vida y en el momento presente.

Cada célula también expresa la ley del Dharma. Debe descubrir su propia fuente, el yo superior; debe servir a sus congéneres y expresar su talento único. Las células del corazón, del estómago, del sistema inmune, todas se originan en el yo superior, el campo de la potencialidad pura. Y como están directamente enlazadas con ese computador cósmico, pueden expresar sus talentos únicos con toda facilidad y consistencia atemporal. Sólo expresando sus talentos únicos pueden mantener tanto su propia integridad como la de todo el cuerpo. El diálogo interno de cada una de las células del cuerpo humano es: "¿Cómo puedo ayudar?" Las células del corazón desean ayudar a las células del sistema inmune, y estas desean ayudar a las del estómago y a las de los pulmones, y las células del cerebro se dedican a escuchar y ayudar a todas las demás. Cada una de las células del cuerpo humano tiene solamente una función: ayudar a todas las demás.

Observando el comportamiento de las células de nuestro cuerpo, podemos ver la expresión más extraordinaria y eficiente de las siete leyes espirituales. Esa es la genialidad de la inteligencia de la naturaleza. Son los pensamientos de Dios; lo demás son sólo detalles.

Las siete leyes espirituales del éxito son principios poderosos que nos ayudarán a alcanzar el dominio de nosotros mismos. Si prestamos atención a estas leyes y ponemos en práctica los ejercicios propuestos veremos que podremos hacer en realidad cualquier cosa que deseemos. También veremos que nuestra vida se volverá más alegre y próspera en todo sentido, porque estas leyes también son las leyes espirituales de la vida, aquéllas que hacen que vivir valga la pena.

La ley de la potencialidad pura se experimenta por medio de silencio, de la meditación, de hábito de no juzgar, de la comunión con la naturaleza, pero es activada por la ley del dar. El principio consiste en aprender a dar lo que se busca. Si buscamos abundancia, demos abundancia, si buscamos dinero, demos dinero, si buscamos amor, aprecio y afecto, aprendamos a dar amor, aprecio y afecto.

Por medio de nuestros actos en la ley del dar, activamos la ley del karma. Si creamos un buen karma, éste nos facilitará todo en la vida. Notaremos que no necesitamos mayor esfuerzo para satisfacer nuestros deseos, lo cual nos lleva automáticamente a comprender la ley del menor esfuerzo. Cuando todo ocurra con facilidad y sin esfuerzo y todos nuestros deseos se cumplan sin cesar, espontáneamente comenzaremos a comprender la ley de la intención y el deseo. Cuando nuestros deseos se cumplan sin esfuerzo, nos será fácil practicar la ley del desapego.

Por ultimo cuando comencemos a comprender todas estas leyes, comenzáremos a concentrarnos en nuestro verdadero propósito en la vida, lo cual lleva la ley del DHARMA.

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