POR
CESAR CHUPINA El
libro "El secreto de las siete semillas", cuyo autor es el
catedrático David Fischman, tiene un estilo novelesco. Se trata de una novela
autobiográfica en la que el autor descubre las diversas etapas de su
crecimiento espiritual. Cuando el protagonista, Ignacio Rodríguez, sufre un
preinfarto, decide hacer un cambio radical en su vida, la que había estado
marcada por el stress y la prioritaria dedicación al trabajo.
Progresivamente,
aunque al principio sin mucho entusiasmo, ingresa al mundo de la meditación
oriental orientado por un gurú que se convierte en su maestro y guía. Su
motivación original era librarse de las tensiones y cuidar su salud, pero por
el camino se va dando cuenta de su misión fundamental en la vida y aprende cuál
es el verdadero sentido de la misma a partir del "secreto de las siete
semillas" que su maestro le va revelando.
Los mensajes
dados por estas semillas en el libro son:
- Semilla
golpeada:
Autoconocimiento, aprender que muchas veces nuestro pasado influye en nuestras
actitudes del presente.
- Semilla de
mimosa púdica:
Meditación. Debemos aprender a entrar en contacto con nuestro espíritu darnos
cuenta de que somos uno con el universo.
- Semilla de rosa: Control del
ego, debemos ser humildes y tratar de no dejarnos llevar por el hecho de querer
mostrarnos mejor que los demás.
- Semilla de mago: Servicio
desinteresado, debemos ayudar a los demás, sin esperar recibir nada a cambio.
- Semilla de
Girasol:
Orientación hacia el bien, debemos actuar conforme a nuestros valores, no hagas
a nadie lo que no quisieras que te hagan a ti.
- Semilla de pino: Equilibrio,
debemos dar prioridad a las cosas realmente importantes, y dejar de lado las
cosas superficiales
- Semilla de
hunco:
Flexibilidad, despego, debemos estar listos para los cambios que hay en el
mundo, y no estar sujetos a las cosa materiales
El libro
"El secreto de las siete semillas", me ha cautivado de principio a
fin. Como un buen libro, o una buena historia, termina uno de identificarse con
el personaje principal aunque a mí la principal semejanza es el conocimiento
adquirido en los últimos años en mi Escuela de Filosofía. Como Ignacio hubo una
etapa de mi vida donde el trabajo era lo fundamental, lo cual no hubiese sido
problema si no me hubiese formado una especie de centralidad en el mismo. Es
decir, una idolatría del trabajo. Incluso una mi alumna de entonces me decía:
“todo lo que haces está muy bien César pero y tuù…. Tú qué? Qué te das a ti?”.
Dios ponía en boca de Karen un llamado de atención. Y empece a utilizar como máxima que “por que voy a usar
la vida en serio si esta no me toma a mí en serio”, sabiendo que en cualquier
momento puedo morir y lo mejor es habérmela pasado bien. Pero al correr del tiempo
fue el riesgo de perder la vida tras una enfermedad lo que me hizo más
consciente de ello. Ahora técnicas como los descritos en "El secreto de
las siete semillas" son parte de mi vida, razón por la cual, como todo en
mi presente, vi la lectura de la misma con clave rosacruz y martinista; es
decir de mi escuela de Filosofía. Por ello mis comentarios aquí vertidos tienen
esa perspectiva y los enriquezco con mi propia experiencia.
ANALISIS
DE LA HISTORIA
Tras plantar la
primera semilla y esta no germinar, Ignacio se frustra y el maestro le dice que
esta semilla jamás hubiera crecido, ya que había sido golpeada, con ésta hizo
una analogía acerca de los niños maltratados, humillados y desvalorados, que a
diferencia de la semilla, crecerían pero no llegarían a alcanzar un buen
desarrollo. El modo de cómo afecta nuestro pasado en el presente: El
Autoconocimiento. A medida que se toma más conciencia de nuestras conductas,
tenemos una mayor capacidad de mejorar. Una de las cosas que he aprendido es a
volverme menos egoísta y esto empecé lográndolo cultivando “el arte de
escuchar” que es parte mi darma. Inicialmente me molestaba que se aceran a mí a
contarme problemas personales. Pero, al descubrir lo importante que era
escucharme di cuentas que yo podría ser una bendición para los otros y empecé a
utilizarlo. Sin quererlo me volví
terapista y en dichas “sesiones” fui descubriendo lo cruel que es ser esta
primera semilla. Existen personas que pierden años, décadas y casi toda su vida
sin dar fruto alguno debido a esos topes. Una de ellas, mi abuela materna,
Aurora, QEPD, quien nunca fue feliz y ni siquiera supo por qué. Yo logre
identificar la raíz de sus problemas y ahora la podemos tipificar en esta
primera semilla.
El maestro le
entregó a Ignacio otra semilla y le dijo que regresara en cuanto ésta brotara. Ese
día se le negó un préstamo de un banco por la mala calidad de sus documentos,
Ignacio estaba furioso y fue a "castigar" a su gerente de finanzas;
pero algo frenó en seco sus palabras, recordó que era así como su padre le
gritaba cuando erraba. Se disculpó, Ignacio estaba calmado, se sentía triste
por haber insultado a su empleado y a la vez alegre por haber tomado conciencia
a tiempo para disculparse. El maestro le enseñó a humedecer los leños mentales
practicando la meditación. Le enseñó una
técnica para la meditación que consideró la más valiosa: el Kriya Yoga, la cual
enseña una serie de posturas que a través de ciertos movimientos físicos, afectan
tu sistema nervioso dando una mejor capacidad de concentración, y por lo tanto
permite avanzar más rápido en el camino de la meditación. Por la vía que sea,
el ser humano debe aprender que no siempre van a salir las cosas a su gusto,
gana y antojo. Enojarse cuando las cosas no salen bien implica prepotencia,
intolerancia y estos son rasgos de egolatría.
El mensaje de la
tercera semilla es el control del ego. El ego en su afán de ocultar una
realidad interna y ocultarla principalmente de uno mismo, desarrolla una serie
de conductas inconscientes. La cuarta semilla era del árbol de mango, su
mensaje es la importancia del servicio desinteresado. Nuestro ego nos hace
actuar todo el tiempo de forma interesada. El servicio es lo opuesto al ego. El
maestro ayudó a Ignacio a encontrar su misión, su darma, su lección que
aprender: comunicar sus conocimientos sobre estas cuatro semillas a los
ejecutivos y empresarios. Ignacio tenía miedo de hablar en público, el maestro
el recomendó para que el miedo desaparezca que debemos de poner como objetivo
servir, con amor y desinterés al público. Pasados dos meses Ignacio hizo la
presentación, luego de haberse preparado mucho, pudo llegar a controlar su
miedo usando el control de la respiración, hizo una excelente presentación. Al
terminarla todos le aplaudieron y le agradecieron. El maestro le dijo que esta
técnica sí servía, sólo que para cada persona es diferente. Además le dijo que
el mejor antídoto para vencer al miedo era enfrentarlo. Conozco el caso de un señor que en la actualidad
ayuda a indigentes de la calle. Se trata del Lic. Luis Catalán quien organiza
jornadas para ir con estas personas a darles aliento moral. Ha logrado superar
su caso porque sin ser de la calle, por la desintegración de su hogar hubo de
vivir en Casa Alianza y allí se dio cuenta de estas necesidades. Haciendo a un
lado su propia historia ahora promueve ayuda a otros. Es alguien digno de ver y
ser mencionado en la tercera semilla de este libro.
Ignacio al mirar
las plantas, se dio cuenta que el lento crecimiento de las plantas representaba
el lento desarrollo que él experimentaba en cada uno de los ámbitos
espirituales. Ignacio ahora meditaba 45 minutos en mañana y en la tarde. Al día
siguiente, tenía una reunión importante pero tuvo que parar para festejar el
cumpleaños de una de sus colegas. La
meditación, hacer servicio desinteresado, controlar su ego había hecho que
aflore el ángel interno de Ignacio: su alma. Ha hecho que se desarrolle su
intuición y espiritualidad y que tenga más presente la divinidad en todas sus
decisiones. Ignacio debía a aprender a pensar no sólo a corto plazo, debería
aprender a analizar las consecuencias de sus actos y a ver la figura completa.
La semilla de girasol enseña que no importa la circunstancia o el momento, debemos
orientar nuestras decisiones hacia la luz, hacia Dios. Debemos buscar siempre
la luz que ilumine nuestro camino. En cuanto al dilema que tanto preocupaba a
Ignacio, el maestro lo convirtió en un "trilema" aumentando la
opción: "Una reducción de salarios a todos por un tiempo para no despedir
a nadie". Ignacio había tratado de incorporar el secreto de la semilla de
girasol en su vida. Estaba seguro de que su misión en la vida era llevar
espiritualidad al mundo de la empresa. El maestro le enseñó que Ignacio tenía
tantas pérdidas de tiempo que le quedaba poco tiempo para las cosas realmente
importantes. Ignacio podía trabajar doce horas diarias pero aún así no lograría
emplearlas correctamente. No es un problema de horas de trabajo sino de cómo
las empleas. El maestro le recomendó que
tratara de delegar en otros la mayor cantidad de trabajo, darles confianza y
prepararlos para que decidan por su cuenta. Ignacio no debía actuar con su ego
como el salvador del mundo, debía cuidar las interrupciones, además aprender a
dejar de ser el centro de todo. Todo en este mundo debe espiritualizar. Nada
sirve sin DIOS. Esa clave la dan programas que ayudan a salir del egoísmo a los
seres humanos como lo son todos los Anónimos (Alcohólicos, Neurótico,
Narcóticos, etc). Cuando uno sabe que el ser supremo es la clave, el camino a
la felicidad está abierto.
El maestro le
ordenó a Ignacio que regresase luego de tres semanas de haber aplicado esto,
esta vez no le entregó ninguna semilla. Pero el maestro murió e Ignacio se sentía
impotente No dejaba de pensar en que no terminó su enseñanza. De pronto sintió
que sólo pensaba en sí mismo, un sufrimiento egoísta. Se dio cuenta de el
maestro siempre había tenido la humildad de no hablar sobre sí mismo, todo su
tiempo había orientado a servir, amar y ayudar a Ignacio; Ignacio nunca le
había dicho "gracias", el maestro aunque muerto le enseñaba una
lección. Regresó a su casa, y se puso a analizar todo el camino de las 6
semillas que hasta ahora tenía. Estaba triste, luego de meditar su dolor y pena
se fue transformando en una sensación de paz y tranquilidad. Por algo estamos
en este mundo. La lección de la muerte es siempre la misma: Estamos de paso y
de nuestras elecciones depende como nos vaya. De nosotros depende si hacemos de
este mundo nuestro infierno o nuestro paraíso. Infierno si optamos por el
egoísmo y paraíso si optamos por el servicio a los demás no hay otra elección.
La séptima es la
semilla de la libertad y está representada por el árbol de hunco. La
flexibilidad de este árbol le da la libertad total de movimiento, lo único
rígido y que no se mueve es la raíz. Nos enseña dos mensajes: Flexibilidad,
para tener la libertad de adaptarnos a los vientos de cambio y la sabiduría del
Desapego, no arraigarnos a lo material, aprender la verdadera importancia de
las cosas. Ignacio al final de libro, se sentía feliz y realizado, se sentía
entero, afortunado, íntegro y querido por su maestro. No dejaba de pensar en su
darma, y se le ocurrió escribir un libro para llegar a una mayor cantidad de
gente. El título "El secreto de las 7 semillas"… He aprendido que EL
PRIMER FRUTO DEL AMOR ES LA LIBERTAD. Por ello, Dios, que nos ama, nos deja en
libertad de hacer de este mundo nuestro infierno o nuestro paraíso. Incluso de
tomarlo en cuenta en nuestra vida o no. No es de extrañarse entonces que un ser
lleno de paz, luz y servicio sea un hombre libre… un hombre o una mujer de
amor.
COMENTARIO
PERSONAL
Es admirable
como el ser humano si le presta la debida atención a la naturaleza creada por
alguien perfecto como Dios, puede aprender de las cosas que el creo no solo
para que veamos cuan hermosas son sino también el mensaje que traen con ella,
como sucedió aquí que de simples semillas que uno no le toma la más mínima
importancia se podrían obtener mensajes que cambiaran la forma de vivir de
muchas personas. Es lo que el Filosofo Luis Claudio de San Martin señalaba como
“El Libro de la Naturaleza”. En la creación se refleja el Creador; es decir en
la Naturaleza podemos ver los rasgos de quien la hizo. La meta del ser humano
no es el desarrollo material, no es llegar más de prisa, es disfrutar de la
vida dando lo mejor de uno mismo, es utilizar cualquier circunstancia con el
propósito de crecer y desarrollar nuestro espíritu, es encontrar ese pedazo de
Dios que cada uno lleva dentro, es escuchar a esa luz interna: nuestro
espíritu. Pero por la libertad que Dios nos brinda podemos optar por este
camino o el opuesto…
Generalmente, el
ser humano busca la felicidad y el amor donde nunca los va a encontrar, piensa
que la felicidad está en las cosas materiales, que está en lograr metas; pero
no es así, cada quien tiene un tanque interior lleno de felicidad y de amor,
que sólo podremos llegar a usarla si nos adentramos en buscarla dentro de
nosotros. El cambio es un proceso lento y difícil de mantener que requiere de
muchísima perseverancia, no se puede cambiar un hábito, que es normal en
nosotros, en una noche. Este proceso jerárquico representa el lento crecimiento
de cada semilla, no se puede saltar etapas. Cambiar significa asumir el riesgo
a equivocarse y nos hace vulnerables, los errores no son más que grandes
oportunidades de aprender. Luis Claudio de San Martin nos habla de “hace entrar
el corazón de Dios en el nuestro y entrar nosotros en el de Dios….”.
El objetivo del
ego, es ocultar una realidad interna, y ocultarla especialmente de ti, este
ente siempre existirá dentro de nosotros, no radica en eliminarlo sino tratar
de controlarlo. ¿De qué sirve conocerse a sí mismo, meditar, controlar al ego, reflexionar
éticamente si toda tu vida es un desbalance y un desorden total? Se debe lograr
el equilibrio entre lo racional y lo emocional, entre lo espiritual y lo
material, entre el trabajo y la familia. No actuar con el ego, al creerse el
salvador del mundo. El presente se ve muy afectado por nuestro pasado, la toma
de conciencia a través del autoconocimiento nos sirve para poder detectar
actitudes que residen en nuestra memoria emocional. Luis Claudio de San Martin
nos habla de buscar el “pilar del centro”, el justo medio del que nos habla
Aristóteles. Eso es el equilibro. Y el ser humano tiene la justa capacidad de
lograrlo. Puede hacerlo así como puede desbalancearse, desequilibrarse.
Aunque el cambio
es la principal Ley de la Materia, muchas veces tenemos miedo a los cambios,
pero el cambio es bueno y debemos estar dispuestos a cambiar y ser flexible. El
reto del ser humano es tener el valor de crear nuevos caminos y dejar las rutas
conocidas, para mejorar y crecer. Cambiar significa asumir el riesgo de
equivocarse y esto nos hace vulnerable, que es exactamente lo que el ego no
quiere. Debemos ser sordos a las cosas negativas. La clave del autoconocimiento
se parece a la experiencia de pasar de manejar un auto automático, sin pensar y
sin tomar conciencia de cada acto, a un auto mecánico, para el que se necesita
estar consciente de cada cambio. El hecho de darse cuenta de los propios
errores y limitaciones es ya un gran avance. Cuando uno está vendado y tiene
que caminar por un sendero donde hay varios fuegos, puede esquivarlos al detectar
su calor. Lo mismo en la vida real. Si uno tiene fuegos emocionales que lo
llevan a actuar agresivamente, por lo menos debe percibir su calor e intentar
controlarse. A medida que se tome más conciencia de las propias conductas, se
tendrá una mayor capacidad de mejorar y transformar la propia existencia. Luis
Claudio de San Martin nos habla de salir del “bosque de los errores”
entendiéndose de ir generando con cada acción más y más karma negativo que nos
pierde en un bosque…
El doctor le
recomendó a Ignacio cambiar radicalmente su estilo de vida, que si no lo hacía,
la muerte lo visitaría en un par de años. Logró convencerlo de que debía
cambiar sus hábitos de vida y le habló de la meditación como una técnica para
reducir el estrés y la tensión. Ignacio visita entonces al maestro y las
primeras veces considero que todo era una pérdida de tiempo y se dispuso a
retirarse. El maestro le preguntó que si era feliz, esta pregunta lo enfureció,
respondió que él era un empresario de éxito y enumeró sus posesiones; a lo que
el maestro respondió que él sólo quería saber si se sentía feliz, Ignacio se
sentía invadido por un sentimiento incontrolable y lloró. Le explicó, mediante
una historia, que debería de aprovechar las dificultades y los errores para
desarrollarse y lograr la felicidad, que la felicidad no se compra sino se
siente y se siente con el espíritu, ese espíritu que Ignacio había dejado de
lado hace mucho tiempo, y que ahora se lo volvía a encontrar. Ignacio le dijo
que había llegado a él para aprender a relajarse y así poder controlar su
estrés y su angustia, el maestro le respondió que había que arreglar el
verdadero problema: generar felicidad en su vida.
Las emociones
destructivas almacenadas durante nuestra niñez, memorias subconscientes,
emergen e interfieren con nuestra vida y no nos damos cuenta de ello. La forma
de deshacernos de ellas es analizando cada sentimiento que aflore y explorando
algún suceso de nuestra niñez para obtener alguna pista acerca de nuestra
conducta, durante este proceso nos conocemos mucho mejor y comprendemos por qué
actuamos de cierta forma. Mientras más conciencia y conocimiento tomamos de
nuestro subconsciente, tenemos más libertad y capacidad de ser felices. Las
memorias subconscientes no se olvidan y permanecerán hasta que puedan ser
entendidas y digeridas. No debemos bloquearlas aunque al principio pueden ser
amargas y negras pero que luego se tornan dulces y transparentes. Debemos
analizar qué emociones y pensamientos nos llevaron a su forma de actuar. La
única forma era tomar conciencia de éste tipo de acciones y analizando que tipo
de sentimiento la ha generado.
Dentro de
nosotros existe un tesoro inmenso de paz y tranquilidad. Este tesoro se llega a
alcanzar dejando de pensar, es decir adentrándose dentro de uno mismo. Al
meditar habitualmente se siente paz y felicidad increíbles, recuperamos
nuestras cualidades innatas y humedecemos nuestros leños mentales. Pero dejar
de pensar es difícil, para el efecto la técnica es repetir una y otra vez una
sola palabra. Pero la meditación requiere un 100% de concentración, lo cual
difícil de hacer en el trabajo, por tal razón debemos usar control de la
respiración. Debemos tomar unos minutos cada dos horas para concentrarnos en
ella. Una mente en paz y armonía atrae lo bueno y lo positivo, además que el
verdadero fin de una empresa es generar un entorno para aprender y desarrollar
el espíritu.
El objetivo del
ego es esconder nuestras carencias internas, pero sobre todo de uno mismo.
Debemos de estar muy consciente para evitar que el ego nos controle. Cada vez
que meditamos quemamos una pequeña parte de nuestro ego. Con el ego buscamos la
aceptación y el amor afuera, cuando la tenemos aquí, dentro de nosotros. Sólo
meditando la obtendremos. Las personas que están manejadas por su ego. Dedican
su vida a "inflarse" de admiración, de prestigio, de estatus y de
aceptación; pero su realidad es espinosa, de miedo y dolor interno. En el fondo
estas personas se sienten poco valoradas e inseguras. Por otra parte, las
personas buscan la felicidad en el sitio equivocado, se sienten totalmente
distintos, pero al final somos todos uno. La mayoría no quiere dejar ni entrega
ni una gota de sus recursos, pero lo que no saben es todos somos un mar de
energía divina. Aquellas personas que han orientado su ser al servicio de los
demás son muy espirituales, felices, desapegadas y tienen muy poco ego. El
servicio es una actitud hacia la vida, es dejar de pensar solamente en ti y
pensar en los demás. Servicio es preocuparse en el crecimiento y desarrollo de
otras personas.
Además de la
respiración, debemos dividir nuestro tiempo en bloques y alimentarnos
correctamente para buscar un mayor balance en la vida. Nuestro cuerpo nos avisa
con muchas señales lo que no debemos comer, pero nosotros no le hacemos caso.
No sólo debemos preocuparnos con que alimentamos a nuestro cuerpo sino también
con que alimentamos a nuestra mente, la televisión, por ejemplo, nos llena de
temor, violencia y agresión. Buscar la paz interior es nuestra responsabilidad.
En mi escuela de Filosofía la
alimentación es llamada ELEMENTO A y la respiración ELEMENTO B de nuestra
Fuerza Vital. Es lo que por naturaleza necesitamos para mantener saludables y
armonizados.
CONCLUSIONES
“El secreto de
las siete semillas” es un libro que nos ayuda a nosotros mismos a reflexionar
sobre el rumbo que le estamos dando a nuestra vida, ya que muchas veces le
damos más valor a cosas que no lo valen y hacen que nos distraigamos y perdamos
el norte de las cosas que si importan en realidad como lo son la familia, la
felicidad, nuestra salud, etc.
El libro habla
de enseñanzas claves para encontrar el camino hacia una felicidad más grande
que solo vivir y sentirse bien. Enseñanzas que se dan de manera ordenada para
que vayamos aprendiendo y poniendo en práctica lo que se aprende.
1, La
primera semilla, la semilla chancada, representa el autoconocimiento; la manera
de cómo nuestro pasado influye en nuestro presente. Tiene una duración de un
mes.
La primera
semilla de la felicidad es el autoconocimiento. El maestro oriental le explica
a Ignacio que los niños son como semillas. Tienen un potencial inmenso cuando
nacen, como si fueran un árbol de vida capaz de alcanzar las mayores alturas.
Pero si los padres golpean la semilla, si maltratan al niño, lo humillan, lo
violentan, no lo valoran y no le dan cariño, entonces la semilla no germinará.
A lo sumo, si crece, producirá un árbol débil y limitado. Sin embargo, a
diferencia de las semillas, los seres humanos que han sido golpeados de niños
sí pueden crecer, desarrollarse y ser felices. Pero para lograrlo necesitan
conocerse a sí mismos, tomar conciencia de su pasado y de cómo los afecta en el
presente. De allí la importancia del autoconocimiento. Las sensaciones
derivadas de momentos difíciles de nuestra niñez están grabadas en una memoria
emocional de la cual no somos conscientes. A esta memoria se le denomina
técnicamente "memoria subconsciente" y tiene la particularidad de ser
atemporal, es decir, que la recordamos como si fuera ayer. La mayor parte de la
gente se resiste a reconocer la turbiedad de sus emociones porque está tan
asustada con esas aguas negras que justamente las bloquean, las retienen y las
mantienen. Al aferrarse a ellas, se esclavizan más todavía. Por eso la
recomendación del maestro es dejar que salgan las aguas negras de las emociones
y luego, recién entonces, podrán brotar las aguas transparentes que hay que
canalizar para desarrollar una vida feliz.
2. La
segunda semilla, la mimosa púdica, representa el contacto con el espíritu; la
manera de cómo encontrar la paz y la felicidad interior. Tiene una duración de
un mes y trece días.
La segunda
semilla de la felicidad nos ayuda a encontrar la paz interior y ponernos en
contacto con nuestra energía interior: se trata de la meditación. Es sabido que
dentro de nosotros existe un tesoro inmenso de tranquilidad, de sosiego y
calma. Pero ese tesoro está custodiado por unos guardianes que son nuestros
pensamientos. La única forma de poder acceder a este tesoro es dándole un
descanso a los guardianas. En otras palabras, dejando de pensar. Gracias a la
meditación, el ser humano se pone en contacto periódico con su energía vital y
va recuperando entonces sus cualidades innatas. Logra humedecer tanto sus leños
mentales que, después de un tiempo de práctica, ya no prenden fuego. Esto
quiere decir que por más que uno enfrente problemas y dificultades complicadas,
ya no se explota ni se estalla en ira. A lo largo del capítulo 3 del libro,
Fischman explica brevemente cómo aprender a meditar, a desconectarse de las
preocupaciones y a respirar, a fin de encontrar a Dios dentro de sí.
3. La
tercera semilla, el rosal púrpura, representa el control del ego; la manera de
poder ver una realidad interna escondida de nosotros por nuestro ego. Tiene una
duración de cuatro meses.
La tercera
semilla es el control del ego. Cuando uno se molesta, se angustia o le da
rabia, atrae al ego. Cuando uno está en paz, con tranquilidad y equilibrio, el
ego se aleja. Lo mismo le ocurre a la humanidad. Cada persona se preocupa por
sus cosas y no se da cuenta de que con su conducta está hundiendo a la
humanidad entera". Una forma de reducir el ego es tomando conciencia de
nuestro actos y meditando.
4. La
cuarta semilla, el árbol de mango, representa el servicio desinteresado; la
manera de dejar de pensar solamente en ti. Tiene una duración de tres meses y
medio.
La cuarta
semilla, la del servicio desinteresado, deviene natural cuando se ha conseguido
obtener la tercera, la del control del propio ego. Es en el servicio que el
hombre crece y se desarrolla más en armonía con los otros y consigo mismo. El
servicio es el opuesto al ego. El servicio es dejar de pensar solamente en ti y
pensar en los demás. Servicio es preocuparse en el crecimiento y desarrollo de
otras personas.
5.La
quinta semilla, el girasol, representa la toma de decisiones éticas; la manera
de dejar de ver sólo el corto plazo y orientarse a la luz. Tiene una duración
de casi dos meses.
La quinta
semilla es la del girasol, flor que simboliza el apego a la luz. Debemos ser
fieles a nuestros principios, valores y virtudes morales, practicando siempre
la ética profesional.
6. La
sexta semilla, el pino, representa el perfecto equilibrio en la vida; la manera
de organizar nuestro tiempo y de alimentar correctamente nuestro cuerpo y
mente. Tiene una duración de seis meses, nueve semanas y un día.
La sexta semilla
es la del equilibrio, la que nos muestra la importancia de alcanzar la armonía
en los diferentes papeles que jugamos en la vida. Sigamos el ejemplo del pino:
sus ramas logran el balance perfecto, recibiendo por igual la energía del sol.
En vez de angustiarnos y cargas con los problemas, aprendamos del pino a
permanecer siempre ligeros. Esta semilla nos enseña el equilibrio que debemos
de tener entre nuestra vida y las actividades que tenemos que realizar cada uno
de nosotros; por ejemplo si tenemos familia, no descuidarla y tomarnos un
tiempo para estar con ella, nos descuidemos nuestro alimento que es lo más
importante; consumiendo alimentos sanos y equilibrados los cuales nos van a
proporcionar tranquilidad y paz e incrementan nuestra vitalidad y fuerza
(vegetales, verduras, productos lácteos y comida fresca), y hacer los mas
importante y dejar, dejar de mirar la televisión y leer los periódicos, así
sabremos que hacer y que no hacer.
7.La
séptima semilla, el hunco, representa la flexibilidad y el desapego; el
conocimiento de la verdadera importancia de las cosas.
La sétima y
última semilla es la de la libertad y está representada por el árbol del junco.
Este árbol tiene la particularidad de ser totalmente flexible. Tiene la
capacidad de soportar vientos huracanados y hasta de doblarse y colocarse en
posición horizontal. Su flexibilidad le da libertad total de movimientos. Lo
único que es rígido y no se mueve es su raíz, que le sirve de centro y lo
arraiga al suelo. Así, si bien todo cambia en el mundo material, lo único que
no cambia es el espíritu. De allí que el cultivo de nuestro espíritu, que será
lo único que nos trascienda, tiene que ser uno de los objetivos más importantes
de nuestra vida.