miércoles, 20 de marzo de 2013

LOS PILOTOS AVIADORES



 
Jorge Antonio Ortega Gaytán ha editado el libro “Los Pilotos Aviadores, historia de la Fuerza Aérea Guatemalteca”, el cual recomiendo de primera mano a los amantes de la historia debido a que lejos de lo que nos tienen acostumbrados los historiadores con textos aburridos y mal redactados (sobre todo los semanasanteros) el autor combina su talento literario (utilizando  como recurso un anecdotario periodístico) que hace mantener la lectura de principio a fin como se elaboran actualmente los libros científicos a nivel internacional. Ya los historiadores y otro tipo de científicos como psicólogos, por mencionar alguno, han entendido que son escritores que se dirigen a un público lector más que recopiladores de datos que llegado el momento ni ellos mismo entienden.

Lo anterior es un “cae de su peso” cuando leemos los rasgos Jorge Ortega en la solapa y contrasolapa  del libro donde vemos su formación como militar (que le da autoridad sobre el tema y ayuda a tenga información de primera mano), literaria (ya que siendo profesor universitario, ganador de numerosos certámenes y narrador reconocido no nos da un texto aburrido)… su relación con la prensa y la historia desde la misma milicia como encargado del Museo del Ejército (el cual reactivó y revitalizó) y el Departamento de Prensa (que le hace apreciar las anécdotas que le dan sabor al Periodismo y con las que enriquece su texto aprendiendo a dominar las Ciencias de la Comunicación de tal forma que hasta llegó a “domar” a un enemigo acérrimo de la institución convirtiéndolo en uno de sus mejores aliados de la actualidad)… su faceta de fotógrafo que, pese a su énfasis artístico lo convierte en un documentador… su pasión por la Historia reconocida en países como Nicaragua y Chile antes que en su mismo país donde pos su condición de militar los izquierdosos han saboteado su labor histórica y literaria y su experiencia como hombre de bien promoviendo causas justas y humanísticas”.

 
En el libro que comento intervinieron en su elaboración, además del autor:
  • Ricardo Ulysses  Cifuentes, editor
Chupin@ta: Aunque suene absurdo a algunos eruditos, el editor (Centro Editorial VILE) se anota un hit en los anexos de este libro. Los anexos generalmente son rellenos presentados de manera burda y, generalmente, al lector le dan ganas de arrancarlos del libro que está leyendo y los contiene. En “Los Pilotos Aviadores, historia de la Fuerza Aérea Guatemalteca” nos presenta el editor en los Anexos una colección de sellos que narran la historia de la FAG de manera gráfica y la Nómina de  Oficiales graduados como Pilotos Aviadores Militares en la Escuela Militar de Aviación presentada elegantemente gracias al sistema Excel.
 
  • Personal del Museo de Correos
Chupin@ta: El mismo autor nos dice en los liminares que con su ayuda se estructuró un vuelo histórico a través de la filatelia guatemalteca. Que inmortaliza por medio de sellos los eventos significativos de la Historia de la Aviación en Guatemala. “Su rescate y divulgación a través de esta publicación permite una visión del desarrollo de la Aviación Nacional en general y militar en lo particular, así como su trayectoria e impacto en el devenir de la nación guatemalteca”.
 
  • Francisco Lemus, diseño
Chupin@ta: Sumamente elegantes y sobrias son la portada y la contraportada del libro. El libro se divide en cinco apartados (Preámbulo, Fatalidad, Fuerza Aérea Guatemalteca, Del Cielo a la Historia, Anexos y Glosario) cada uno presentados con la estética de la nueva tecnología. El Glosario es importante ya que decodifica la jerga y tecnicismo propios de los Pilotos Aviadores. Es decir,  contribuye a la amenidad de la lectura y suaviza cualquier lenguaje técnico que a cualquier historiador tradicional (como los semanasanteros) complacería para hacer gala de su erudición y sapiencia aunque el lector y lectora se quede en la luna.

  •  Ligia García, revisión
Chupin@ta: Parece mentira pero un libro en su revisión asegura su éxito o su fracaso. En este caso, colabora con Ortega una brillante discípula suya, quien, dicho sea de paso es una excelente escritora y poetisa.
 
  •  Mandy Ortega, traducción
Chupin@ta: Y si a discípulos vamos quién mejor que uno de los hijos de Ortega para traducir sus textos aunque esta traducción para mí trasciende lo lingüístico, debido a que una vez en un homenaje que le hiciéramos al autor, Mandy, interpretó algunos textos de su padre. Aseguro que tiene en ella a su mejor primera lectora.
 
  • Coronel de Aviación Fernando Castillo, prologuista
Chupin@ta: Obviamente el mejor aval para este libro ya que se trata de un eximio Piloto Aviador y ex Comandante de la FAG. Comenta que “la historia de la Fuerza Aérea ha estado escribiéndose desde hace más o menos 50 años con las entrevistas…  los apuntes de historia del Coronel Manuel Octavio Zea Carrascosa, las clases de historia de la Fuerza Aérea que el Coronel  Leopoldo Castillo Melgar impartió en el Centro de Estudios Militares, las clases de aeronáutica que el Capitán Manuel Enrique Castillo Sosa impartió a los Caballeros Cadetes del Arma de Aviación de la Escuela Politécnica, lo escrito por el general Carlos Augusto Morales Villatoro del famoso vuelo de la Escuadrilla Quetzales en el Avión T-33 a las tierras del tío Sam así como otros documentos escritos por oficiales que han dejado constancia escrita de pasadas glorias…Hoy, ese sueño de tener en un solo documento la Historia de la Fuerza Aérea Guatemalteca es una realidad que ha sido posible gracias al entusiasmo y capacidad en este campo del Coronel e Historiador  Jorge Antonio Ortega Gaytàn que ha investigado y revisado el pasado de la FAG…”.
 
El libro “Los Pilotos Aviadores, historia de la Fuerza Aérea Guatemalteca” de Jorge Antonio Ortega Gaytán trae al presente de manera amena todo aquello que ha hecho que la Aviación Guatemalteca haya llegado a ser lo que es. Está por convertirse en un libro de consulta para investigadores sobre el tema de todas las edades no sólo por lo ya expuesto sino porque, además, es un modelo de libro contemporáneo por su calidad, esmero en su elaboración y presentación física. Pero sobretodo por entender el autor y sus colaboradores que un libro es para ser leído. No para lucir egos ni para demostrar que tanto se sabe, razón por la cual convierte un tema de suyo aburrido en fácil de digerir dando ganas de completar la lectura leyendo los otros libros de Gaytàn que complementa Historia del Ejército dividió en cada una de sus fuerzas  que en caso del libro comentado es la aérea.
 
No cabe duda que el autor del libro aquí comentado es de los últimos patriotas militares (o militares patriotas) con que cuenta Guatemala. Uno de los párrafos de la presentación que del libro hace Ortega lo delata: “Relatar esos tiempos de enseño, nostalgias y mitos que llegan hasta nuestros días es el objetivo medular de este esfuerzo de investigación histórico – militar en su primera parte y que va más allá del esfuerzo del rescate del pasado. Pretende trascender hacia las nuevas generaciones de guatemaltecos, para que en sus corazones y mentes tengan ejemplos sólidos de compatriotas que lo arriesgaron todo, ¡absolutamente todo! Por hacer del nombre de nuestra amada Patria “¿Inmortal!”.
 
Ortega tiene razón: Los jóvenes de hoy necesitan urgentemente figuras con las cuales identificarse.  Y las mejores obviamente nacen del basamento espiritual de la Humanidad. En el caso de la Aviación Nacional según Ortega mismo en su etapa inicial “se construyen las bases, dogmas y simbolismo que dieron forma y vida a la Fuerza Aérea Guatemalteca en el devenir de los tiempos y frente a los retos de cada época que se describen a lo largo de estas páginas”. Y como “el desarrollo del estamento militar aéreo guatemalteco está aderezado con la coyuntura política nacional, regional y global desde sus albores, es por ello que los hitos políticos y militares son los derroteros que marcan la ruta del perfeccionamiento de la Fuerza de Aire del Ejército de Guatemala”. Y nos guste o no El Ejército en nuestra historia ha sido una herramienta para que los jóvenes piensen que Guatemala es más que un terreno resguardado valores como la disciplina, lealtad, honestidad, integridad, amor patrio, etc. enmarcados todos en eso que asustan tanto a los neófitos y detractores sin fundamento y que se denomina “disciplina militar”.

 

martes, 5 de marzo de 2013

AL BORDE DEL PRECIPICIO


 
Leo de Soulas ha editado el libro “Al borde del precipicio”, el cual recomiendo de primera mano a los amantes de la narrativa debido a que es una serie de cuentos bien trabajados, que logran mantener la expectativa del lector y le ofrecen a éste siempre novedades del inicio al final de la lectura de todo el libro.

Lo anterior es un “cae de su peso” cuando leemos los rasgos del autor en la primera solapa del libro: “Leo de Soulas (Guatemala, 1971). Profesor de Lengua y Literatura por la Universidad de san Carlos. Estudió teatro en la escuela Nacional de Arte dramático Carlos Figueroa Juárez. Ha figurado como actor en diversas puestas en escena. También hizo la adaptación de La Autoridad, la culpa y el castigo de Franz Kafka en la obra La colonia penitenciaria (2012). Dirigió Mujeres tras la Pared, basado en monólogos de Dario Fo y Franca Ramè (1995 – 2005); El Gran ceremonial de Fernando Arrabal (2002). Con el cuento El tarado obtuvo una mención honorífica en el certamen de Narrativa Corta de la Gremial de libreros en2005.”.

En el libro que comento intervinieron en su elaboración, además del autor:

·Letra Negra, editorial

Chupin@ta: Dicha editorial es una de las más importantes en Latinoamérica y posiblemente la más importante en Guatemala. Propulsora de novedades y material de interés. El libro de Leo es el nùmero88 de la colección Narrativa Centroamericana. El escritor e historiador Armando Rivera es el responsable de esta editorial. Mucho de la forma en que se nos presenta la estructura del libro es obra suya, sin duda.

·Eduardo Villalobos, poeta y prologuista

Chupin@ta: Comenta que a Leo se le puede ubicar como narrador junto a la generación que empezó   publicar sus trabajos en la ya no tan cercana posguerra guatemalteca. Para mí esto no es más que una limitación histórica. Pero en algún cuadro debe ubicársele. Aunque el prologuista a clara que lo ubica allí porque comparte el mismo imaginario o, por lo menos, los mismos espacios vitales con la mayoría de los autores de la desaparecida Editorial X o de aquellos que se insertaron en el escenario a partir de proyectos como Mundo Bizarro o Libros Mínimos, por dar dos ejemplos incompletos o tal vez inexactos y arbitrarios. Al lado de los Bizarros tipo Javier Payeras o Sergio Briones si lo veo. Por generación, por intereses y por recrear siempre aspectos clásicos. Recordemos que los bizarros tenían por estandarte a Tristan Tzara y más adelante Villalobos comenta de Leo algo parecido.

 

El libro Al borde del Precipicio de Leo de Soulas  es una secuencia de 6 cuentos (uno de ellos muy largo aunque la final cuento largo o narrativa corta es la misma babosada) que, a decir del prologuista convierten a Leo en un hilador ya que lo que lo identifica de entrada es el hilo subterráneo que atraviesa los entramados que construye con sus historias, es un deseo que implica una caída libre a las profundidades del alma humana…”. Completamente de acuerdo porque es obvio que el prologuista intuye lo que sabemos de sobra quienes conocemos a Leo desde hace años.

Mi acercamiento con él ha sido en primera instancia el mundo del Teatro, el cual nos destapa tal como somos, aunque eso no significa que no haya otros ámbitos en los que lo conozco. Con una psicología diferente a la mayoría de los de su generación y una inteligencia superior cuasi mutante ha logrado entrar por muchas puertas a las profundidades dionisiacas, aunque en algunas ocasiones lo ha llevado a la negación de sí mismo. Lo interesante de esto es que en lo que escribe no ha dejado de hacer teatro y, nos guste o no, no hay nada más dionisiaco, aunque apolíneo a la vez que el teatro, lo cual es más que obvio en este libro que comentamos y que nos ofrece, a manera de recursos literarios, muchos elementos para que esa teatralidad se dé dentro de la narrativa, lo cual, obviamente, no es nada nuevo y que genialmente lo incorporó a las letras guatemaltecas el inmortal Manuel Corleto. Ejemplo clarísimo de ello es el cuento Una esquina de dos Filos que bien podría ser el texto para un monólogo de mucha altura. O como los que el mismo Leo ha dirigido, claro. Por ello, una manera de leer los cuentos de Leo es en voz alta. Pero para eso también debemos sr lectores desprejuiciados que no nos importa nos digan estamos chuses por leer de esa forma. Allí es donde más se pone de manifiesto esa teatralidad implícita y que comento en esta casilla.

Otro acierto del comentario de Villalobos es que Leo construye sus cuentos con un lenguaje de reminiscencias clásicas, los textos de este libro hablan de muchas cosas pero fundamentalmente del deseo…”. Detengámonos primero en esto de las reminiscencias clásicas. Leo es un hombre de una cultura superior al guatemalteco promedio y esto es algo que en narrativa se pierde pero que en su poesía es más evidente. Escribe alguien que depura el lenguaje y que se le hace fácil gracias a su experiencia como corrector y editor. Aunque Villalobos va más allá cuando señala que nos habla, por lo menos en estos cuentos, de un deseo que duele, interno, humano y como tal, animal y demoniaco. Lo que ensaya De Soulas en estos cuentos es un conflicto existencial; ya que diseccionado por Sartre está lo que queremos ser y lo que terminamos siendo debido a las convenciones sociales, a instituciones que nos terminan castrando. En esa lucha nos debatimos y en esa lucha ubica el escritor a sus personajes.

Son precisamente las puertas a las profundidades dionisiacas que he mencionado y que sólo alguien que está en una escuela iniciática, como es mi caso, sabe a conciencia que el arte es una de las puertas para entrar y salir de ellas, para llegar e irse de ellas. Claro que lo hace inconscientemente porque su exceso de racionalidad le impide saber a ciencia cierta las connotaciones metafísicas de cualquier alma diseñada para ser más que un pedazo de carne que vivirá ciertos años y de lo que el arte es apenas una insinuación.

Pero si Leo es o no metafísico no importa. Lo que importa es que cuando se leen los cuentos se ven espejos claros donde se conjugan un perfil psicológico de todos sus personajes (los principales) bien definido, una secuencia narrativa con sorpresas para mantener interesado al lector, un lenguaje claro y sencillo, una ubicación geográfica que le da sentido al entorno y reflexiones filosóficas de mucha altura que nos hacen subrayar el libro para citarlo cuando se pueda (y esto me place mucho porque se trata de un joven y no de un viejo).